lunes, 1 de diciembre de 2014

INTRODUCCIÓN

“LUCIENDO EL TRAJE NUEVO DE LA NAVIDAD”

El tiempo sigue pasando rápido, una vez más hemos llegado al final de año, al mes de diciembre, época hermosa que nos trae muchos recuerdos buenos, y a veces, algunos tristes del pasado; sueños, triunfos, ilusiones, frustraciones, un poco de bulla, tumultos y una invitación a la alegría. La puerta de entrada al gran acontecimiento de la realidad es el tiempo litúrgico del Adviento, que tiene como objetivo:
a.       Preparación para el nacimiento del Mesías
b.      Conversión     
c.       Misión o acción
Este Adviento en la espiritualidad bíblica, antecede el cumplimiento de la gran promesa de Dios y la espera del tiempo de su llegada (el Mesías). Los textos bíblicos de este tiempo tienen la intención de ir preparando el camino de la celebración de la llegada de Jesús en medio de su pueblo. Resaltamos de nuevo los personajes importantes que aparecen en el caminar del Adviento: Isaías, Juan el Bautista, y María de Nazaret.
Con estos personajes después de haber hecho este recorrido de Adviento, entramos al tiempo de la Navidad, que como centro o lugar donde se desarrolla el gran acontecimiento, está la casa de Belén; en torno a personajes como: María, José, Zacarías, Isabel, Juan el Bautista, los pastores, los Sabios venidos de Oriente, los ángeles, Ana y Simeón. Todo este ramillete servidores y servidoras nos introduce a la gran aventura de la primera Navidad.
Para el presente año, en torno a la novena de Navidad, del pesebre, el árbol y las luces quisiera invitarte a reflexionar, en estos nueve días de antesala y preparación al gran nacimiento de nuestro Salvador, acerca de  algunos elementos o piezas del traje de la navidad. Una para cada día de la novena:
Primer día: COMPASIÓN, Lucas 7,13
Segundo día:  HUMILDAD, 1°Pedro 5,6
Tercer día: PACIENCIA, Efesios 4,2
Cuarto día: FE,  Hebreos 11, 1
Quinto día: GRATITUD, Salmo 100, 4
Sexto día: RECONCILIACIÓN: 2Corintos 5,18
Octavo día: PAZ, Juan 14,27
Noveno día:  AMOR: 1ra Corintios 13
La Navidad hermosa época para dejar, que la luz de Jesús ilumine nuestras vidas. Y ojala desde antes y desde el día de las velitas hagamos una ocasión para encender las luces del acercamiento, amor y servicio a Dios, y amor y servicio a nuestros hermanos, a nuestro prójimo, y especialmente a los que más sufren. Encendamos las luces del árbol y del pesebre de la fraternidad y de la solidaridad, encendamos desde ya y para siempre las luces del perdón; encendamos la luces de la compasión y la misericordia, escuchando en este tiempo el grito del oprimido, del enfermo, del anciano que sufre, del que se siente solo y abandonado, del excluido, del desplazado y del que no tiene trabajo,  del que esta triste. Encendamos las luces de la esperanza, de la ilusión, para dejar un poco al lado la rutina, el pesimismo y el desaliento. Navidad tiempo para encenderlas luces, para fijarnos nuevos sueños, proyectos y nuevas metas.
“El mejor regalo de la Navidad es Jesucristo. ¡Recíbelo y compártelo!”
Que el gran acontecimiento de este tiempo que es Jesucristo el Señor Salvador, nos llene de su amor, de su paz y alegría, para continuar compartiendo en familia y comunidad las maravillas del Dios humanado, el Dios con nosotros. Declaro deseando profundamente para tu vida, tu familia y pequeña comunidad un Feliz Nacimiento del Mesías, engendrando en ti nuevos proyectos, compromiso y celebración del mejor cumpleaños de nuestro Rey, Señor y Pastor, Jesucristo, en este 2014. Oro por ti y te bendigo declarando la gran promesa del año 2015:

“¡Dios te entregará las llaves de la Bendición!”

Roberto Zamudio


PROMESA BÍBLICA DEL MES

“Hoy nos ha nacido el Rey Salvador del mundo, que es Cristo el Señor”
Lucas 2,11

ORACIÓN AL COMENZAR EL DÍA
Señor Jesús, iniciando este día y último mes del año, quiero darte gracias, alabarte y bendecirte por todos los signos de tu amor misericordioso derramándose en mi vida, en los míos y en mi entorno en este año que ya casi finaliza. Hoy quiero pedirte que vengas a nacer y vivir en mi vida, mi familia y comunidad. Has de mí  y de todos nosotros(as) tu pesebre, tu casa, morada, hogar o presencia favorita. Dame en este día la sabiduría, paz y esperanza que necesito para  seguirte sirviendo. Regálanos la bendición de caminar en tú amor y de sentirnos amados(as) por ti.
Inunda mi ser con el don de la paciencia, la comprensión, tolerancia y una generosidad sin límites. Regálame en este diciembre el vestido o traje nuevo de la Navidad. Extiende, Buen Señor, tu mano de amor para cobijar, proteger y refrescar, calentar y madurar a todos tus hijos e hijas que permanecemos en esta tierra. Dame en esta Navidad el pan de la reconciliación. Líbrame del egoísmo, orgullo y tanta vanidad que me roban tu paz. Que la alegría brille en mis ojos; que la confianza y esperanza abra todas las puertas, que la dicha resplandezca como un sol; sea tu paz la que reine en mi vida y en mi hogar.
Bendito seas, Niño Jesús, que en tu nacimiento nos muestres como ser mujeres, hombres y comunidades libres y felices según la voluntad del Padre. Amén.

ORACIÓN AL FINALIZAR EL DÍA
Buen Señor, Dios de la Navidad, al finalizar el día, cuando se apagan las voces, quiero silenciar un poco mi vida, para en lo profundo de mi ser, contemplarte con ternura y gozo como a mi Dios Salvador y todo; siento, cuando me preparo para ir al descanso, que tu amor me rodea e inunda, que me abrazas y que a través de ese abrazo me llenas de una profunda paz y alegría. Que a través de este buen sueño  estas sanando, restaurando, fortaleciendo mi vida y dándome nuevas fuerzas para emprender el mañana con sus retos y luchas. Señor que en tu bendición y con tu presencia me ayudes  a ser luz para mi familia, mi prójimo y mi entorno. Quiero de nuevo darte gracias. Alabarte y bendecirte por todo lo vivido y aprendido en este día, y especialmente en este año que casi termina.

Gracias por este instrumento de bendición que tú me has regalado que es el “Día a Día  con la Palabra”;  por el bien, servicio y bendición que hice y perdón por todo el bien que deje de hacer. Gracias por los días felices, por los buenos momentos, y también por los días oscuros y difíciles, gracias por mis sueños y proyectos hechos realidad y también por aquellos que todavía no he realizado. Señor  regálame a esta hora la serenidad y paz interior de tu Espíritu, la disponibilidad como discípulo(a) y misionero(a) tuyo. Te amo, mi Buen Señor confío y espero en ti, gracias porque sé que a través de esta oración me escuchas. Amén.                                       

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