lunes, 1 de diciembre de 2014

Domingo 28 de diciembre de 2014


SAGRADA FAMILIA
“ES BENDECIDO QUIEN HONRA A SUS PADRES”

PRIMERA LECTURA
ECLESIÁSTICO 3, 2-6. 12-14

“El que teme al Señor honra a sus padres”

Dios hace al padre más respetable que a los hijos y afirma la autoridad de la madre sobre su prole. El que honra a su padre expía sus pecados, el que respeta a su madre acumula tesoros; el que honra a su padre se alegrará de sus hijos y, cuando rece, será escuchado; el que respeta a su padre tendrá larga vida, al que honra a su madre el Señor lo escucha.
Hijo mío, sé constante en honrar  a tu padre, no lo abandones mientras vivas; aunque chochee, ten indulgencia, no lo abochornes mientras vivas. La limosna del padre no se olvidará, será tenida en cuenta para pagar tus pecados.  Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
En la primera lectura, tomada del libro del Eclesiástico, escuchamos los consejos que un hombre, Ben Sirac, que vivió varios siglos antes de Jesucristo, da a sus hijos. El respeto y la veneración de éstos hacia sus padres es cosa agradable a los ojos de Dios, que éste no dejará sin recompensa. Los hijos que veneren a sus padres serán venerados a su vez por sus propios hijos. Todos estos consejos, aun conservando hoy plena validez, parecen insuficientes, puesto que están dados desde una mentalidad estrictamente rural, en donde otros aspectos de la vida familiar no son tenidos en cuenta. No sólo importa hablar hoy del respeto que los hijos deber a los padres, sino de la actitud de éstos con relación a los hijos. Esta insuficiencia resulta particularmente notable en momentos como los actuales, cuando la familia tiene planteados problemas de pérdida de sus funciones.
Desde una perspectiva cristiana, la familia continúa teniendo una función insustituible: ser una comunidad de amor en donde los que la integran puedan abrirse a los demás con una total sinceridad y confianza. Dejando aparte un poco,  los consejos que da San Pablo en la segunda lectura algunos circunstanciales y muy ligados a las costumbres y mentalidad de la época, la exhortación a la mansedumbre, a la paciencia, al perdón y, sobre todo, al amor, es algo realmente básico para la familia de nuestro tiempo.
SALMO RESPONSORIAL: 127, 1-2. 3. 4-5
R. / Dichosos los que temen al Señor
Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás, dichoso, te irá bien. R.

Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R.

Ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
 que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida. R.


OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS  A SU CONTEXTO
La felicidad de los justos -constituida por los sencillos goces de la vida familiar- es el tema central de este hermoso poema. Al final del Salmo (v. 5), el horizonte se amplía, y la felicidad personal aparece estrechamente vinculada con la prosperidad de Jerusalén, centro de la vida nacional y fuente de bendición para todo Israel.

SEGUNDA LECTURA
COLOSENSES 3, 12-21
“La vida de familia vivida en el Señor”
Hermanos: Como elegidos de Dios, santos y amados, vestíos de la misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión.  Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro.
El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo. Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada.  Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón; a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo. Y sed agradecidos. La palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; corregíos mutuamente. Cantad a Dios, dadle gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados.  Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
Mujeres, vivid bajo la autoridad de vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas. Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, que eso le gusta al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que pierdan los ánimos.  Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Pablo da algunos consejos para la convivencia con otros. Se requiere humildad, acogida mutua y paciencia. Y si fuese necesario, perdón. Así procede Dios con nosotros. Su actitud debe ser el modelo de la nuestra (v.12-13). Pero, “por encima de todo”, está el amor, de Él tenemos que revestirnos, dice Pablo empleando una metáfora frecuente en sus cartas (v.14). De este modo “la paz de Cristo” presidirá en nuestros corazones (v.15).
Si el amor es el vínculo que une a las personas, la paz se irá construyendo en un proceso, los desencuentros irán desapareciendo (los enfrentamientos también) y las relaciones se harán cada vez más trasparentes. En el marco de la familia humana, esos lazos son detallados en el texto del Eclesiástico (3,3-17).
LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 2, 22-40
Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: "Todo primogénito varón será consagrado al Señor", y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: "un par de tórtolas o dos pichones."
Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: "Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel." Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo, diciendo a María, su madre: "Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma."
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.
Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
En el evangelio de Lucas hacemos el ejercicio de contemplación sobre el tema de la familia y nos encontramos tres veces con la mención de “los padres de Jesús” cumpliendo un misión dentro del plan de ellos. Ellos lo llevan a Jerusalén para presentarlo al Dios Padre y entregárselo como ofrenda. Te invito a que nos detengamos un momento en los personajes que intervienen en este relato familiar del Evangelio. María y José se manifiestan como fieles cumplidores de los preceptos del Señor. Van al templo a cumplir con ritos de purificación de la madre y ofrecimiento del primogénito. Los ancianos Simeón y Ana simbolizan la esperanza espiritual y profética del pequeño resto de Israel que ven en el niño que ha nacido el cumplimiento de la promesas de Dios.  El niño crece en sabiduría y de gracia, es decir, se va formando para realizar la misión encomendada por el Padre. Probablemente hoy ha cambiado la manera de entender la familia Las relaciones no pueden ser verticales, piramidales y autoritarias, sino horizontales, es decir, comunitarias y dialogantes. Difícil tarea, pero es la más cercana al evangelio de Jesús. Hoy en el día de la familia, desde el modelo de la Gran familia de Nazaret nos podríamos preguntar ¿Cómo está tu vida familiar? ¿Cómo crecer en sabiduría y gracia delante de la comunidad y del Señor? ¿Cómo está  hoy a realidad de la familia en tu entorno y en el mundo en general?
Todos en la familia desde el amor nacido de Dios hemos de ser constructores de paz y testimonio del servicio solidario desde la oración y el alimento de la Palabra de Dios. Recordemos que el amor venido de Dios tiene como cuna o fuente la familia; de la cual Dios espera relaciones bondadosas, amables, misericordiosas y tolerantes. Al terminar este año litúrgico y aproximarnos también al final del año civil es una buena oportunidad de revisión en familia de la manera como vivimos nuestros afectos, la experiencia de la fe y el servicio; bien podríamos tener aquí a través de este compartir en el Día a Día la Palabra, una ayuda valiosa para seguir descubriendo lo que Dios quiere y espera de nuestras familias. 
ORACIÓN

Señor  y Dios Familia, gracias te damos hoy por todo tu amor y bendición derramados, en nuestras vidas, a través de esos seres maravillosos, pero también limitados que tú nos has regalado, como papá y mamá, por medio de los cuales tú nos diste la vida. Bendícelos, protégeles, regálales la salud y también sabiduría, serenidad y paciencia, para que puedan enfrentar las adversidades de la enfermedad y la vejez. A los que ya han partido concédeles el verdadero reposo, la vida eterna, la victoria de la resurrección y la gracia de contemplarte eternamente. Amén.  

“El don de la familia, desde el origen de la creación, es para cuidar y proteger la vida”

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