lunes, 1 de diciembre de 2014

Martes 16 de Diciembre de 2014

“BUSCANDO HACER LA VOLUNTAD DE DIOS”

PRIMERA LECTURA
SOFONÍAS 3,1-2.9-13

“Se promete la salvación mesiánica a todos los pobres”
Así dice el Señor: "¡Ay de la ciudad rebelde, manchada y opresora! No obedeció ni escarmentó, no aceptaba la instrucción, no confiaba en el Señor, no se acercaba a su Dios. Entonces daré a los pueblos labios puros, para que invoquen todos el nombre del Señor, para que le sirvan unánimes. Desde más allá de los ríos de Etiopía, mis fieles dispersos me traerán ofrendas. Aquel día no te avergonzarás de las obras con que me ofendiste, porque arrancaré de tu interior tus soberbias bravatas, y no volverás a gloriarte sobre mi monte santo. Dejaré en medio de ti un pueblo pobre y humilde, que confiará en el nombre del Señor. El resto de Israel no cometerá maldades, ni dirá mentiras, ni se hallará en su boca una lengua embustera; pastarán y se tenderán sin sobresaltos." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
A las puertas de la celebración de la llegada de Cristo es bueno recordar dos cosas: primero, qué género de personas estarán prontas a recibirlo: "un puñado de gente pobre y humilde", según la descripción de Sofonías; segundo, qué espiritualidad conlleva este hecho y qué significa para nosotros como Iglesia. Observemos que el pueblo se vio diezmado por factores esencialmente externos, ante todo el destierro. Mas una lectura profunda de ese hecho externo los llevó a la conciencia de un factor interno, el pecado. Así vinieron a entender que habían sido infieles, como expresamente lo denuncia Sofonías.
Y es interesante notar que esta misma realidad del pecado viene como a "hermanar" a los judíos y los no judíos, es decir, al pueblo elegido, el pueblo de la alianza, con los demás pueblos. Porque si a Israel se le llama "infiel", a quienes desterraron a Israel se les llama "ciudad potente y opresora." No son mejores los judíos, porque fueron infieles, ni son mejores los paganos, porque oprimen.
Por otra parte, notemos cómo esta gente humilde y pobre, pero al mismo tiempo capaz de verdad, es un verdadero puente entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Sofonías anuncia que este Pequeño Resto será la herencia de Dios y si miramos el Evangelio lo que encontramos es que María, José, Ana, Simeón y todos ellos, y también la mayor parte de las multitudes que se apretujan para escuchar al Maestro son claros representantes de ese grupo de humillados y a la vez fieles. ¿Y a nosotros, como Iglesia, qué nos enseña todo esto? Nos enseña, cuando ya el Adviento entra en su fase final, cuál es la espiritualidad de los que aceptan al Señor y le comprenden su mensaje. Cristo no será un maestro que avasalla con su lógica, Cristo no será un líder de seductora elocuencia ni un comerciante de sueños. Será el humilde entre los humildes, el pobre entre los pobres, y también el verdaderamente fiel entre los que buscan ser fieles a Dios.
SALMO RESPONSORIAL: 33
R. / Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha.

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor
que los humildes lo escuchen y se alegren. R.

Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de sus angustias. R.

Pero el Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria.
Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias. R.

El Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos.
El Señor redime a sus siervos,
no será castigado quien se acoge a él. R.


OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS  A SU CONTEXTO
El salmista nos participa su experiencia del amor de Dios y nos invita a hacer nosotros mismos esa experiencia. Jesús más que nadie en este mundo puede hablarnos del amor de Dios y puede hacérnoslo comprender en toda su profundidad.

LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 21,28-32

“Vino Juan, y los pecadores le creyeron”
En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: "¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: "Hijo, ve hoy a trabajar en la viña." Él le contestó: "No quiero." Pero después recapacitó y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: "Voy, señor." Pero no fue. ¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?" Contestaron: "El primero."
Jesús les dijo: "Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia, y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no recapacitasteis ni le creísteis." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
“El cura predica pero no aplica” dice con gran acierto la sabiduría popular para referirse a la incoherencia entre lo que creemos y vivimos. Tenemos en el evangelio suficientes luces para vivir con sencillez, alegría y tranquilidad nuestra vida cristiana. Sin embargo, la vida cotidiana, que no es fácil, desafía cada momento de nuestra historia para preguntarnos si nuestra vida personal, familiar y comunitaria es coherente con el evangelio. Es en los ambientes difíciles donde mejor se mide la estatura del buen cristiano. No son los títulos, los apellidos o la posición social lo que asegura el Reino de Dios; es ante todo escuchar la voz de muchos hombres y mujeres que con su palabra y su vida anuncian la Palabra de Dios, y después, siempre, hacer la voluntad de Dios. ¿De qué sirve decir sí, con nuestros labios, gritar que somos cristianos, asistir frecuentemente a los actos litúrgicos o ser generosos con la limosna a los pobres, si con nuestra vida estamos de espaldas al amor de Dios y a la fraternidad con los hermanos? De uno a diez, ¿qué calificación pondrías a tu coherencia de vida con respecto al evangelio? ¿En dónde están las mayores incoherencias? 

ORACIÓN
Señor Jesús haznos perseverantes, para responder a tu voluntad,  para ser coherentes entre lo que pensamos, decimos y hacemos, respondiendo de corazón y con entusiasmo a tus llamados. Amén.
  

“Las oportunidades que el Espíritu de Dios da, se multiplican cuando se aprovechan y mueren cuando se descuidan”

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