jueves, 1 de mayo de 2014

Domingo 11 de Mayo de 2014

4º Domingo de Pascua
“CONDUCIDOS POR CRISTO BUEN PASTOR”

PRIMERA LECTURA
HECHOS DE LOS APÓSTOLES 2,14A.36-41

“Dios lo ha constituido Señor y Mesías”
El día de Pentecostés, Pedro, de pie con los Once, pidió atención y les dirigió la palabra: "Todo Israel esté cierto de que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha constituido Señor y Mesías." Estas palabras les traspasaron el corazón, y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles: "¿Qué tenemos que hacer, hermanos?" Pedro les contestó: "Convertíos y bautizaos todos en nombre de Jesucristo para que se os perdonen los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque la promesa vale para vosotros y para vuestros hijos y, además, para todos los que llame el Señor, Dios nuestro, aunque estén lejos." Con estas y otras muchas razones les urgía, y los exhortaba diciendo: "Escapad de esta generación perversa." Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día se les agregaron unos tres mil. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
La primera lectura, tomada del libro de los Hechos, pertenece al discurso de Pedro, ante el pueblo reunido en Jerusalén, a raíz del hecho de Pentecostés. Después de interpretarles el fenómeno de las lenguas diversas en que hablaban los discípulos invadidos por el Espíritu Divino, Pedro les evoca la vida y la obra de Jesús, les anuncia el "Kerygma", la proclamación solemne de la Buena Nueva, del Evangelio: Cristo ha muerto por nuestros pecados, ha sido sepultado y al tercer día Dios lo hizo levantarse de la muerte librándolo de la corrupción del sepulcro y sentándolo a su derecha, como habían anunciado los profetas. Se trata ya, evidentemente, de una primera elaboración teológica del llamado «kerigma», o síntesis o núcleo de la predicación.

Lógicamente, esa formulación del kerigma está condicionada por su contexto social e histórico. Las palabras, las fórmulas, los elementos mismos que componen ese kerigma, hoy nos pueden parecer extraños, ininteligibles para nuestra mentalidad actual. Es normal, y por eso es también normal que la comunidad cristiana tiene el deber de evolucionar, de recrear los símbolos. La fe no es un «depósito» donde es retenida y guardada, sino una fuente, un manantial, que se mantiene idéntico a sí mismo precisamente entregando siempre agua nueva.

SALMO RESPONSORIAL: 22
R. / El Señor es mi pastor, nada me falta.

El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar,
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas. R.

Me guía por el sendero justo
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R.

Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R.

OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS  A SU CONTEXTO
Dos imágenes la del pastor y la del banquete, sirven al salmista para expresar la relación personal de amistad con Dios. Esas imágenes también la usa Cristo: Él es el buen pastor y él nos invita a su mesa, en la que se nos entrega en persona.   

SEGUNDA LECTURA
1PEDRO 2,20B-25

“Habéis vuelto al pastor de vuestras vidas”
Queridos hermanos: Si, obrando el bien, soportáis el sufrimiento, hacéis una cosa hermosa ante Dios. Pues para esto habéis sido llamados, ya que también Cristo padeció su pasión por vosotros, dejándoos un ejemplo para que sigáis sus huellas. Él no cometió pecado ni encontraron engaño en su boca; cuando lo insultaban, no devolvía el insulto; en su pasión no profería amenazas; al contrario, se ponía en manos del que juzga justamente. Cargado con nuestros pecados subió al leño, para que, muertos al pecado, vivamos para la justicia. Sus heridas os han curado. Andabais descarriados como ovejas, pero ahora habéis vuelto al pastor y guardián de vuestras vidas.

REFLEXIÓN
Nosotros como ovejas del Pastor estamos llamados a seguirlo a escuchar su voz, a seguirlo siempre y a salir de nuestras limitaciones, en ocasiones soportar el sufrimiento, como Jesús mismo lo hizo, para ir detrás de él como discípulos fieles que conocen perfectamente la voz del Maestro y hacen esfuerzo por vivirla.

LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN 10,1-10

“Yo soy la puerta de las ovejas”

En aquel tiempo, dijo Jesús "Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guarda, y las ovejas atienden a sus voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños." Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: "Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante." Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

En muchos países tropicales son casi desconocidos los rebaños de ovejas cuidadas por su pastor. Eran y son muy comunes en el mundo antiguo de toda la cuenca del Mediterráneo. Muy probablemente Jesús fue pastor de los rebaños comunales en Nazaret, o acompañó al pastoreo a los muchachos de su edad. Por eso en su predicación abundan las imágenes tomadas de esa práctica de la vida rural de Palestina. En el evangelio de Juan la sencilla parábola sinóptica de la oveja perdida (Mt 18,12-14; Lc 15,3-7) se convierte en una bella y larga alegoría en la que Jesús se presenta como el Buen Pastor, dueño del rebaño por el cual se interesa, no como los ladrones y salteadores que escalan las paredes del redil para matar y robar. Él entra por la puerta del redil, el portero le abre, El saca a las ovejas a pastar y ellas conocen su voz. La alegoría llega a un punto culminante cuando Jesús dice ser "la puerta de las ovejas", por donde ellas entran y salen del redil a los pastos y al agua abundante. Por supuesto que en la alegoría el rebaño, las ovejas, somos los discípulos, los miembros de la comunidad cristiana. La alegoría del Buen Pastor está inspirada en el largo capítulo 34 del profeta Ezequiel en el que se reprocha a las autoridades judías no haber sabido pastorear al pueblo y Dios promete asumir Él mismo este papel enviando a un descendiente de David.
Pero en cambio Jesús se presenta como el Pastor definitivo, el conoce a cada uno de los suyos, se preocupa por ellos, los llama por su nombre, los saca afuera para buscar mejores prados y los cuida con amor. Él mismo va adelante, abriendo el camino, dando testimonio con su actuar de cómo debe ser el estilo de vida de sus ovejas.
La imagen de Buen Pastor sugiere la ternura de Cristo y su amor solícito por los miembros de su comunidad, su mansedumbre y paciencia, cualidades que se asignan convencionalmente a los pastores, incluso su entrega hasta la muerte pues, como dice en el evangelio de hoy "el buen pastor da la vida por sus ovejas".
Y como ¨Puerta” que es, Jesús es el acceso preciso al Padre Dios, el que permite vivir una experiencia intensa y fuerte con Él, el que, por estar siempre abierto a todo aquel que busca amor y felicidad, es capaz de ofrecer Vida eterna en plenitud. Por eso el Evangelio de hoy termina con esta afirmación tan maravillosa y esperanzadora: “Yo he venido para que tengan Vida y la tengan en abundancia”.
Todo aquel que acepta esta realidad, se sumerge en el agua de vida y se inserta en una comunidad de salvación, donde va a encontrar el perdón de los pecados, la libertad plena y el aprendizaje del amor.

 ORACIÓN
Padre y madre de la vida, la Pascua que nos ha constituido en rebaño de tu propiedad nos anime a servirte de corazón, a ser discípulos(as)  que llevan tu mensaje de salvación, y anuncian con valentía que eres Señor y Mesías. Queremos comprometernos, como decíamos ayer, con la fuerza del Espíritu, a transmitir con obras que eres tan maravilloso que atiendes a los más enfermos, sanas las heridas y rescatas al extraviado(a), como una madre hace con sus hijos e hijas. Amén 


“Las ovejas no entrarán por una puerta diferente a Él mismo, le seguirán y las apacentará”

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