miércoles, 1 de febrero de 2012

VIERNES, 24 DE FEBRERO DE 2012

“LA PENITENCIA Y AYUNO QUE A DIOS AGRADA”




PRIMERA LECTURA
ISAIAS 58,1-9a


“EL AYUNO QUE QUIERE EL SEÑOR”




Así dice el Señor Dios: "Grita a plena voz, sin cesar, alza la voz como una trompeta, denuncia a mi pueblo sus delitos, a la casa de Jacob sus pecados. Consultan mi oráculo a diario, muestran deseo de conocer mi camino, como un pueblo que practicara la justicia y no abandonase el mandato de Dios. Me piden sentencias justas, desean tener cerca a Dios. "¿Para qué ayunar, si no haces caso?; ¿mortificarnos, si tú no te fijas?" Mirad: el día de ayuno buscáis vuestro interés y apremiáis a vuestros servidores; mirad: ayunáis entre riñas y disputas, dando puñetazos sin piedad. No ayunéis como ahora, haciendo oír en el cielo vuestras voces. ¿Es ése el ayuno que el Señor desea, para el día en que el hombre se mortifica?, mover la cabeza como un junco, acostarse sobre saco y ceniza, ¿a eso lo llamáis ayuno, día agradable al Señor?
El ayuno que yo quiero es éste: Abrir las prisiones injustas, hacer saltar los cerrojos de los cepos, dejar libres a los oprimidos, romper todos los cepos; partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, vestir al que ves desnudo, y no cerrarte a tu propia carne. Entonces romperá tu luz como la aurora, en seguida te brotará la carne sana; te abrirá camino la justicia, detrás irá la gloria del Señor. Entonces clamarás al Señor, y te responderá; gritarás, y te dirá: "Aquí estoy.""




REFLEXIÓN
Una de las prácticas propias de la cuaresma, desde los primeros siglos del cristianismo, es el ayuno. Pero las raíces de esta práctica se extienden aún más atrás, hasta los tiempos mismos de los profetas y aún de Moisés.
Grandes, pues son los bienes del ayuno, pero como casi todo lo bueno, era susceptible de desfiguración y fue perdiendo su verdadero sentido. Es lo que denuncia Isaías en su vigoroso texto de la primera lectura de hoy: "utilizan el día del ayuno para hacer lo que les da la gana y explotar a sus trabajadores; ayunan entre pleitos y riñas golpeando criminalmente con el puño". Lo grave aquí no es ayunar, sino utilizar el día de ayuno para hacer prevalecer los propios intereses. La maldad está en aparentar, de modo que el corazón se endurece precisamente cuando se muestra como más piadoso y atento al querer de Dios.
Dice el texto: "El ayuno que yo quiero es abrir las prisiones injustas, dejar libres a los oprimidos, partir su pan con el hambriento" Isaías 58,6. Es así entonces que lo primero que debe ayunar es la injusticia. Antes que abstenerse de alimentos hay que abstenerse de pecados, sobre todo de los que lastiman a los hermanos, empezando por los más pobres. Pero más que ayunar el alimento es ante todo compartirlos con los que no lo tienen. Así entendemos cómo la perfección del ayuno está en la caridad a la que dispone.
El sentido el ayuno, supone algo que va más allá, supone un renunciar a sí mismo para aceptar el Reino de Dios. El ayuno es ponerle un límite a mis intereses, y en ello entran los placeres, los gustos, etc.; poner un límite a todo ello para que los intereses de Dios ganen terreno en mí. El ayuno, no es un amor a la muerte, ni una aversión a la vida; sino implica de que mi yo pierda terreno para que la voluntad de Dios, que es liberadora, gane terreno, implica descubrir que nos hace falta Dios, para que ÉL venga a colmar nuestra hambre, para que Dios ocupe el espacio que le dejamos libre.
Dios necesita que le dejemos reinar, que le dejemos el cetro, que nos bajemos del trono de nuestro propio corazón y le demos amplio espacio a su voluntad, a su sabiduría y a su amor.



SALMO RESPONSORIAL: 50
R. / Un corazón quebrantado y humillado, tú, Dios mío, no lo desprecias.

Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R.

Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces. R.

Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú no lo desprecias. R.

LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 9,14-15



“CUANDO SE LLEVEN AL NOVIO, ENTONCES AYUNARÁN”



En aquel tiempo, se acercaron los discípulos de Juan a Jesús, preguntándole: "¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?" Jesús les dijo: "¿Es que pueden guardar luto los invitados a la boda, mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio, y entonces ayunarán."




REFLEXIÓN
Para los judíos el precepto del ayuno era un asunto de mucha importancia en la práctica religiosa. Los momentos de ayuno estaban muy bien estipulados en el calendario litúrgico semanal y anual. También se ayunaba por diversas circunstancias y motivos. Por eso los discípulos de Juan (junto con los de los fariseos) no logran entender por qué los discípulos de Jesús no asumen con seriedad esta tradición religiosa de su pueblo. Ante el cuestionamiento la respuesta de Jesús es contundente y sorprendente. En una fiesta de bodas todo el mundo está contento. Nadie va a hacer penitencia ni ayunar. Jesús pone de manifiesto que su presencia tiene un sentido festivo similar a una fiesta nupcial. El anuncia y testimonia una buena y alegre noticia de parte de Dios. Cuando él ya no esté con sus seguidores entonces sí que sentirán la necesidad de ayunar. Las prácticas devocionales, de piedad, de religiosidad no tienen sentido por sí solas. Cuando irrumpe el Reino en medio del Pueblo sólo hay cabida para la alegría y el gozo. ¿Cómo vives tu experiencia de la presencia del Reino de Dios en tu vida, en la vida de tu familia y de tu comunidad?

ORACIÓN
Padre bueno, son muchas las angustias y miedos que aquejan mi corazón, los avatares de cada día me resultan difíciles de sobrellevar si no estas junto a mi. Señor Jesús llena hoy mi vida de esperanza en mi corazón y en el de todos aquellos que se encuentran atribulados. Necesito de ti, Señor. Que en este día, tiempo de cuaresma, pueda ofrecerte la penitencia y el ayuno que a ti te agrada. Amén

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