EL AMOR DE DIOS SUPERA LA LÓGICA HUMANA”
PRIMERA LECTURA
ISAÍAS 43,18-19.21-22.24b-25
“POR MI CUENTA BORRABA TUS CRÍMENES”
Así dice el Señor: "No recordéis lo de antaño, no penséis en lo antiguo; mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis? Abriré un camino por el desierto, ríos en el yermo, para apagar la sed del pueblo que yo formé, para que proclamara mi alabanza. Pero tú no me invocabas, Jacob, ni te esforzabas por mí, Israel; me avasallabas con tus pecados y me cansabas con tus culpas. Yo, yo era quien por mi cuenta borraba tus crímenes y no me acordaba de tus pecados."
REFLEXIÓN
En la primera lectura del «segundo Isaías», Yahvé se dirige a su pueblo y le reprocha no recordar ni caer en la cuenta del pasado. No sólo han olvidado su historia sino que no han reflexionado sobre la presencia permanente de Dios en ella. Tampoco son capaces de reconocer su actuación histórica presente. ¿No lo reconocen? Ese olvido se manifiesta en una vida de iniquidad y pecado, que ha cansado a Dios, quien ha permanecido fiel en una actitud de perdón. El profeta evidencia la inconsciencia del Pueblo, e impele a reconocer al Dios fiel en los acontecimientos de su vida.
SALMO RESPONSORIAL: 40
R. / Sáname, Señor, porque he pecado contra ti.
Dichoso el que cuida del pobre y desvalido;
en el día aciago lo pondrá a salvo el Señor.
El Señor lo guarda y lo conserva en vida,
para que sea dichoso en la tierra,
y no lo entrega a la saña de sus enemigos. R.
El Señor lo sostendrá en el lecho del dolor,
calmará los dolores de su enfermedad.
Yo dije: "Señor, ten misericordia,
sáname, porque he pecado contra ti." R.
A mí, en cambio, me conservas la salud,
me mantienes siempre en tu presencia. Bendito el Señor, Dios de Israel,
ahora y por siempre. Amén. Amén. R.
SEGUNDA LECTURA
2CORINTIOS 1,18-22
JESÚS NO FUE PRIMERO “SI” Y LUEGO “NO”; EN ÉL TODO SE HA CONVERTIDO EN UN “SI”.
Hermanos: ¡Dios me es testigo! La palabra que os dirigimos no fue primero "sí" y luego "no". Cristo Jesús, el Hijo de Dios, el que Silvano, Timoteo y yo os hemos anunciado, no fue primero "sí" y luego "no"; en él todo se ha convertido en un "sí"; en él todas las promesas han recibido un "sí". Y por él podemos responder: "Amén" a Dios, para gloria suya. Dios es quien nos confirma en Cristo a nosotros junto con vosotros. Él nos ha ungido, él nos ha sellado, y ha puesto en nuestros corazones, como prenda suya, el Espíritu.
REFLEXIÓN
Pablo, en su segunda carta a los Corintios recalca esta fidelidad de Dios manifestada en la persona de Jesús, en cuyos actos y palabras no hubo doblez ni ambigüedad. En Jesús Dios mostró su total coherencia: él es el «sí» de Dios a la Humanidad. Esto exige de los cristianos la misma coherencia y honestidad. La actitud de Dios firme y constante, llena de confianza, un “Amén” que implica una aceptación de esa acción de Dios expresada en el proyecto de Jesús. Por su parte Dios, en Cristo, conforta a la comunidad creyente, unge, marca, sella y da “en arras” el Espíritu como signo de la total pertenencia del cristiano a Dios, en una unidad que ha de expresarse en actitudes y palabras coherentes a ejemplo de Jesús.
LECTURA DEL EVANGELIO
MARCOS 2,1-12
“EL HIJO DEL HOMBRE TIENE POTESTAD EN LA TIERRA PARA PERDONAR PECADOS”
Cuando a los pocos días volvió Jesús a Cafarnaún, se supo que estaba en casa. Acudieron tantos que no quedaba sitio ni en la puerta. Él les proponía la palabra. Llegaron cuatro llevando un paralítico y, como no podían meterlo, por el gentío, levantaron unas tejas encima de donde estaba Jesús, abrieron un boquete y descolgaron la camilla con el paralítico. Viendo Jesús la fe que tenían, le dijo al paralítico: "Hijo, tus pecados quedan perdonados." Unos escribas, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros: "¿Por qué habla éste así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, fuera de Dios?" Jesús se dio cuenta de lo que pensaban y les dijo: "¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil: decirle al paralítico "tus pecados quedan perdonados" o decirle "levántate, coge la camilla y echa a andar"? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados..." Entonces le dijo al paralítico: "Contigo hablo: Levántate, coge tu camilla y vete a tu casa." Se levantó inmediatamente, cogió la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo: "Nunca hemos visto una cosa igual."
REFLEXIÓN
El evangelio de Marcos nos descubre la coherencia de Jesús. Regresa a Cafarnaum y corre la voz de que está en casa, y la gente se agolpa en la puerta. Las casas de aquellas poblaciones contaban con patios comunes, de modo que una buena cantidad de personas podía agruparse a las entradas de las casas.
Él se pone a enseñar, pero sobreviene una interrupción: cuatro hombres han traído a un paralítico y al no encontrar paso han subido y han abierto un agujero por el techo, por donde lo descuelgan. Detengámonos un poco en ellos. El primero está impedido: su enfermedad le obliga a depender totalmente de los demás. Por estar enfermo seguramente es rechazado, y es tenido por impuro y pecador. Los hombres que lo traen han sido arriesgados al ponerlo en medio de la multitud. Es la ocasión precisa para poner a prueba la coherencia de Jesús.
Jesús parte de la relación cultural existente entre pecado-castigo y enfermedad: “Tus pecados te son perdonados”. La liberación de la culpa está directamente relacionada con la recuperación de la salud. Los escribas presentes, reaccionan: la sociedad judía estaba estructurada sobre la base de la exclusión; no parecía haber posibilidad de cambio, ni alternativa para los excluidos, salvo una exigente carga de tributos y ritos de purificación que en su gran mayoría les resultaba imposible cumplir. Jesús rescata a la persona misma, el poder oculto y real de aquel hombre de levantarse por sí mismo, de superar la parálisis en la que la culpa y el rechazo social lo habían sumido. Él revive, se hace dueño de sí al levantar por sí mismo la camilla en la que antes yacía, y regresa a casa con nueva vida.
Como el domingo pasado, estamos ante esa unidad de palabra y acción, de teoría y práctica, de decir y hacer. Como solemos decir, «no hay nada más práctico que una buena teoría», y «nunca se ha entendido del todo una teoría, hasta que no se ha experimentado y dominado su práctica». Jesús es maestro de esa unidad. Y sus discípulos también lo hemos de ser. Tenemos un mensaje de salvación que hay que anunciar, pero que también hay que «realizar», aunque sea con gestos simbólicos. La Utopía, («¡el Reino!») no sólo debe ser anunciado (hablado, dicho, comunicado, informado, pensado, teorizado), sino construido (hecho, realizado, implantado, promovido, luchado). La Buena Noticia no sólo tiene que ser anunciada-explicada, sino mostrada-evidenciada, primero en nuestra propia vida, también en la comunidad y, hasta donde nos dejen, en la sociedad.
ORACIÓN
Señor Jesús, tu conoces bien nuestra miseria y nuestro pecado, danos la seguridad del perdón gratuito del Padre, para que seamos capaces de levantarnos en nuestras derrotas y caídas, y podamos rehacer nuestras vidas, según tu Palabra y tu Voluntad. Así podremos actuar como hombres y mujeres nuevos, que te dan la gloria que mereces con el Padre y el Espíritu. Amén
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