sábado, 1 de enero de 2011

Viernes, 28 de enero de 2011

“DISCÍPULOS(AS) MISIONEROS(AS) DE LA ESPERANZA”

PRIMERA LECTURA

HEBREOS 10,32,39

“LLENOS DE FE, MANTENGÁMONOS FIRMES EN LA ESPERANZA QUE PROFESAMOS"

Pero recuerden ustedes los tiempos pasados, cuando acababan ustedes de recibir la luz y soportaron con fortaleza los sufrimientos de una gran lucha. Algunos de ustedes fueron insultados y maltratados públicamente, y otros se unieron en el sufrimiento con los que fueron tratados así. Ustedes tuvieron compasión de los que estaban en la cárcel, y hasta con alegría se dejaron quitar lo que poseían, sabiendo que en el cielo tienen algo que es mucho mejor y que permanece para siempre. No pierdan, pues, su confianza, porque ella les traerá una gran recompensa. Ustedes necesitan tener fortaleza en el sufrimiento, para hacer la voluntad de Dios y recibir así lo que él ha prometido.

Pues la Escritura dice: "Pronto, muy pronto, vendrá el que tiene que venir. No tardará. Mi justo por la fe vivirá; pero si se vuelve atrás, no estaré contento de él." Y nosotros no somos de los que se vuelven atrás y van a su condenación, sino de los que alcanzan la salvación porque tienen fe.


REFLEXIÓN

Es oportuno centrarnos en la vigencia de esas palabras para nosotros, la fe la confianza es lo único que sostiene al creyente, ella es, antes que nada, confianza en alguien que está vivo y que ha dado muestra de actuar a nuestro favor siempre, que es fiel a su alianza. La fe que hace vivir al justo es, por lo tanto, aquella que lo anima a darle un sentido a su vida, a tomar las riendas de su existencia con valor y paz y sintonizar su proyecto personal de vida con el gran proyecto de salvación de Dios para toda la humanidad, por eso la confianza de la cual nos está hablando la Carta de los Hebreos es una confianza activa que se expresa en obras de confianza, sin apegarse al mundo, los cristianos que se adhieren a Dios relativizan todo lo que el mundo les quita, por eso el cristiano con valentía se decide a permanecer fiel a Dios sabiendo que de él es la victoria.

SALMO RESPONSORIAL
: 36
R. El Señor es quien salva a los justos.

LECTURA DEL EVANGELIO
MARCOS 4, 26-34

“CUANDO EL GRANO ESTA MADURO, LO RECOGE, PORQUE HA LLEGADO EL TIEMPO DE LA COSECHA”

La parábola del crecimiento de la semilla
Jesús dijo también: "Con el reino de Dios sucede como con el hombre que siembra semilla en la tierra: que lo mismo da que esté dormido o despierto, que sea de noche o de día, la semilla nace y crece, sin que él sepa cómo. Y es que la tierra produce por sí misma: primero el tallo, luego la espiga y más tarde los granos que llenan la espiga. Y cuando ya el grano está maduro, lo recoge, porque ha llegado el tiempo de la cosecha."
La parábola de la semilla de mostaza
(Mt 13.31-32; Lc 13.18-19)
También dijo Jesús: "¿A qué se parece el reino de Dios, o con qué podremos compararlo? Es como una semilla de mostaza que se siembra en la tierra. Es la más pequeña de todas las semillas del mundo, pero una vez sembrada, crece y se hace mayor que todas las otras plantas del huerto, con ramas tan grandes que hasta las aves pueden posarse bajo su sombra."
El uso que Jesús hacía de las parábolas
(Mt 13.34-35)
De esta manera les enseñaba Jesús el mensaje, por medio de muchas parábolas como estas, según podían entender. Pero no les decía nada sin parábolas, aunque a sus discípulos se lo explicaba todo aparte.

REFLEXIÓN
En la parábola de la semilla que crece por sí sola se quiere hacer notar la fuerza con la que el reino se desarrolla en la historia y hace presente el misterio de la creación, las manos creadoras de Dios y del ser humano, que se esfuerzan día a día por la vida. Dios actúa, salva y libera por medio de la humanidad; es la única vía por la cual Dios hace posible la creación; por eso el texto afirma que el ser humano es quien siembra y se beneficia de los frutos de la cosecha. Esto quiere decir que el hombre y la mujer tienen un protagonismo fundamental dentro del plan salvífico de Dios. Sin embargo, Dios es quien actúa; es quien hace que la semilla crezca y dé frutos abundantes.
Las parábolas del texto de hoy nos invitan a sincronizar nuestros relojes espirituales con el tiempo de Dios, el tiempo corriente (cronos) no necesariamente coincide con el tiempo de salvación (kairós) por eso, con humildad y paciencia tenemos que aprender a sembrar, a esperar y a confiar en Dios, en una palabra, debemos aprender a vivir por la fe que profesamos y sobretodo debemos aprender a ser constantes, a perseverar, a ser fieles a esa fe.

PARA REFLEXIONAR:
1. ¿Qué papel juegan las obras en nuestro proceso de salvación?
2. ¿Hasta qué punto somos verdaderos sembradores de las semillas del Reino?.

ORACIÓN

Padre de bondad, Tú eres el dueño del tiempo, Tú eres poderoso, con tu poder libérame de la impaciencia, enséñame a ser constante en mi camino de fe y en especial dame la gracia de ayudar y enséñame a servir, te lo pido en el nombre de tu Hijo amado Jesucristo que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Saanto y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

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