domingo, 1 de agosto de 2010

Domingo, 1 de agosto

“TODO ES DON DE DIOS”

PRIMERA LECTURA ECLESIASTÉS 1,2-13

“QUE SACA EL HOMBRE DE TODOS SUS TRABAJOS”

¡Vana ilusión, vana ilusión!
¡Todo es vana ilusión!
¿Qué provecho saca el hombre
De tanto trabajar en este mundo?
Unos nacen, otros mueren,
Pero la tierra jamás cambia.
Sale el sol, se oculta el sol,
Y vuelve pronto a su lugar
Para volver a salir.
Sopla el viento hacia el sur,
Y gira luego hacia el norte.
¡Gira y gira el viento!
¡Gira y vuelve a girar!
Los ríos van nunca se llenan;
Y vuelven los ríos a su origen
Para recorrer el mismo camino.
No hay nadie capaz de expresar
Cuánto aburren todas las cosas;
Nadie ve ni oye lo suficiente
Como para quedar satisfecho.
Nada habrá que antes no haya habido;
Nada se hará que antes no se haya hecho.
¡Nada hay nuevo en este mundo!
Nunca faltará quien diga:
“¡Esto sí que es algo nuevo!”
Pero aún eso ya ha existido
Siglos antes de nosotros.
Las cosas pasadas han caído en el olvido,
Y en el olvido caerán las cosas futuras
Entre los que vengan después. Yo, el Predicador, fui rey de Israel en Jerusalén, y me entregué de lleno a investigar y estudiar con sabiduría todo lo que se hace en este mundo. ¡Vaya carga pesada que ha puesto Dios sobre los hombres para humillarlos con ella!

REFLEXIÓN

La palabra de Dios confronta hoy, una de las más fuertes tendencias del mundo moderno, trabajar, trabajar y trabajar sin parar en busca de niveles más cómodos de vida, a veces pisoteando la dignidad de muchos semejantes.
Esta primera lectura, proviene de la tradición sapiensal del antiguo testamento y hace parte de una serie de reflexiones en torno al sentido de la vida y de la historia del trabajo, allí, el predicador, encargado de orientar moralmente al pueblo, le pone en la encrucijada de optar por las comodidades logradas en el marco de lo terrenal o prestar atención a lo realmente definitivo, que es la sintonía entre la acción humana y orden de las cosas de Dios.

SALMO RESPONSORIAL: 89
R: Señor tú has sido nuestro refugio de generación en generación.

SEGUNDA LECTURA

COLOSENSES 3, 1-11

“CUÍDENSE DE CUALQUIER CODICIA”

¡Por lo tanto, ya que ustedes han sido resucitados con Cristo, busquen las cosas del cielo, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios. Piensen en las cosas del cielo, no en las de la tierra. Pues ustedes murieron, y Dios les tiene reservado el vivir con Cristo. Cristo mismo es la vid de ustedes. Cuando él aparezca, ustedes también aparecerán con él llenos de gloria. Hagan, pues, morir todo lo que hay de terrenal en ustedes: que nadie cometa inmoralidades sexuales, ni haga cosas impuras, ni siga sus pasiones y malos deseos, ni se deje llevar por la avaricia (que es forma de idolatría). Por estas cosas viene el terrible castigo de Dios sobre aquellos que no lo obedecen; y en su vida pasada ustedes las hacían. Pero ahora dejen todo eso: enojo, la pasión, la maldad, los insultos y las palabras indecentes. No se mientan los unos a los otros, puesto que ya se han despojado de lo que antes eran y de las cosas que antes hacían, y se han revestido de la nueva naturaleza: la del nuevo hombre, que se va renovando a imagen de Dios, su Creador, para llegar a conocerlo plenamente. Ya no tiene importancia el ser griego o judío, el estar circuncidado o no estarlo, el ser extranjero, inculto, esclavo o libre, sino que Cristo es todo y esté en todos.

REFLEXIÓN

Esta segunda lectura nos ubica en las claridades que San Pablo hace a los cristianos de Colosas, estableciendo una diferencia categórica entre las cosas del cielo y las de la tierra; mientras las primeras, equivalen a la realización del proyecto de Jesús, en cuanto a opciones, radicalidad, muerte y resurrección; las segundas están determinadas por los intereses egoístas de poder, tener y placer que no tienen para nada en cuenta un proyecto de identidad comunitaria. En la última parte de esta segunda lectura, Pablo concreta su anuncio, invitando a vivir en la verdad, que es el mismo Cristo resucitado. Otras opciones suponen el engaño y la mentira, conductas propias de los que se han hecho poderosos y han configurado reinos e imperios de injusticia. Por otra parte el apóstol subraya el carácter universal del proyecto cristiano, configurado en Cristo donde ya no hay fronteras, ni barreras de nacionalidad, raza o cultura, eso es realmente innovador en el cristianismo, en cuanto recrea su forma de entender el mundo, la sociedad y el reino de Dios haciendo de éste un proyecto altamente incluyente.

LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 12, 13-21

“BUSQUEN LOS BIENES DE ALLÁ ARRIBA DONDE ESTÁ CRISTO”

Uno de entre la gente le dijo a Jesús:
Maestro, dile a mi hermano que me dé mi parte de la herencia. Y Jesús le contestó: Amigo, ¿Quién me ha puesto sobre ustedes como juez o partidor? También dijo: Cuídense ustedes de toda avaricia, porque la vida no depende del poseer muchas cosas. Entonces les contó esta parábola: “Había un hombre rico, cuyas tierras dieron una gran cosecha. El rico se pudo a pensar: ¿Qué haré? No tengo donde guardar mi cosecha. Y se dijo: “Ya sé lo que voy a hacer. Derribaré mis graneros y levantaré otros más grandes, para guardar en ellos toda mi cosecha y todo lo que tengo. Luego me diré: Amigo, tienes muchas cosas guardadas para muchos años; descansa, come, bebe, goza de la vida. Pero Dios le dijo: “Necio, esta misma noche perderás la vida, y lo que tienes guardado, ¿para quién será? Así le pasa al hombre que amontona riquezas para sí mismo, pero es pobre delante de Dios”.

REFLEXIÓN

En el evangelio encontramos la respuesta de Jesús ante quienes han dedicado su existencia a la acumulación de riquezas y viven preocupados por los bienes terrenales. Dos hermanos que pelean por una herencia, no pueden ser otra cosa que hijos de una persona rica que acumuló riquezas y generó en sus hijos expectativas egoístas. Jesús, con sabiduría rechaza el ser juez en una disputa tan vana: la parábola con la que responde presenta el prototipo del terrateniente rico y egoísta, que gastó su vida en atesorar y nunca pensó en nadie, sino en almacenar para sí mismo. El protagonista de la parábola bien pudiera ser el padre de los muchachos que pide la intervención de Jesús. La pregunta: “Lo que has preparado ¿Para quién será? “es una confrontación radical a quienes han fincado o puesto sus expectativas de vida en el dinero y las propiedades, en medio de su riqueza. Ellos no son dueños de la vida, es Dios Padre, quien dispone de ella y para él, quienes acumulan riquezas se alejan del proyecto amoroso e igualitario, tan claramente revelado en Jesús. Podrían ser tres los cuestionamientos que orienten nuestra reflexión personal y comunitaria a partir de este encuentro con la palabra: 1. Nuestro proyecto de vida ¿En dónde he puesto mis mayores expectativas? Si es en un afán desenfrenado de tener y acumular riquezas pensando que eso nos garantiza todo, ese pensamiento acumulador se funda en el egoísmo y la injusticia. El mundo moderno nos ha impuesto ciertos criterios que de manera inconsciente nos obliga a pensar así.
2. Podemos preguntarnos ¿en dónde está nuestra verdadera identidad con el proyecto de Jesús? ¿son nuestras prácticas y actitudes de vida, testimonio de acogida, amor y generosidad? Estamos viendo y oyendo el clamor cada vez más agudo de los excluidos y empobrecidos. Servir de manera incondicional a estos pobres, será sin lugar a dudas, la mejor riqueza a los ojos de Dios. 3. Finalmente, es preciso examinar nuestras vidas y reconocer las veces que hemos caído en el encantamiento de la vanidad y la acumulación y desde ahí plantearnos un compromiso concreto y viable a realizar durante esta nueva semana que inicia hoy.

PARA REFLEXIONAR
¿Qué acción concreta puedo hacer hoy para que el reino de Dios comience a germinar en alguno de los ambientes en que me muevo?

ORACIÓN
Gracias Buen Señor de la vida por este nuevo mes que iniciamos hoy; te damos también gracias por la invitación que nos haces a través de tu palabra a ser prudentes y generosos. Seamos pobres o ricos, no permitas que nos apeguemos a lo poco o mucho que tengamos, sino que seamos generosos y solidarios en los demás. Que sepamos compartir lo que somos y tenemos, para construir un mundo más justo, más fraterno y solidario. Amén.

1 comentario:

  1. Hola!
    La lectura de Eclesiastés me ha hecho pensar sobre una actitud que estaba consumiendo todas mis energías: la de ver la realidad con una lupa tan aguda que mi esperanza se estaba desvaneciendo. Aplicando la palabra de Eclesiastés a la vida, recuerdo que cuando ganó Santos mi esperanza se esfumó. De repente, me di cuenta que la labor del profeta: anunciar, denunciar pero también dar paso a la esperanza debía centrarse en este último punto. Estoy cansada de denunciar así que quiero enfocarme en buscar formas de dar esperanza.

    En ese sentido, la palabra de Eclesiastés me sirve para cuestionarme y creer que sí hay que trabajar y trabajar, pero lo importante es buscar el para quién o para qué.

    Entiendo lo que quiere decir la Palabra, pero cuando dice "Unos nacen, otros mueren,
    Pero la tierra jamás cambia" no creo que esto sea así. LA esperanza se encuentra en los rincones más remotos de Colombia y el mundo, así que preferiría decir algún día "Unos nacen, otros mueren, y la tierra ha dado sus buenos frutos".

    ResponderBorrar

Mensaje o Intercesión por: