sábado, 1 de junio de 2019

Miércoles 26 de Junio de 2019

Santos Juan y Pablo mártires

“LA PROMESA DEL SEÑOR Y LOS FRUTOS DE JUSTICIA"

PRIMERA LECTURA
GÉNESIS 15,1-12.17-18

“Abrán creyó a Dios, y esto le valió la justificación, y el Señor hizo alianza con él

En aquellos días, Abrán recibió en una visión la palabra del Señor: "No temas, Abrán, yo soy tu escudo, y tu paga será abundante." Abrán contestó: "Señor, ¿de qué me sirven tus dones, si soy estéril, y Eliezer de Damasco será el amo de mi casa?" Y añadió: "No me has dado hijos, y un criado de casa me heredará." La palabra del Señor le respondió: "No te heredará ése, sino uno salido de tus entrañas." Y el Señor lo sacó afuera y le dijo: "Mira el cielo; cuenta las estrellas, si puedes." Y añadió: "Así será tu descendencia."
Abrán creyó al Señor, y se le contó en su haber. El Señor le dijo: "Yo soy el Señor, que te sacó de Ur de los Caldeos, para darte en posesión esta tierra." Él replicó: "Señor Dios, ¿cómo sabré que yo voy a poseerla?" Respondió el Señor: "Tráeme una ternera de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón." Abrán los trajo y los cortó por el medio, colocando cada mitad frente a la otra, pero no descuartizó las aves. Los buitres bajaban a los cadáveres, y Abrán los espantaba. Cuando iba a ponerse el sol, un sueño profundo invadió a Abrán, y un terror intenso y oscuro cayó sobre él. El sol se puso, y vino la oscuridad; una humareda de horno y una antorcha ardiendo pasaban entre los miembros descuartizados. Aquel día el Señor hizo alianza con Abrán en estos términos: "A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto al Gran Río Éufrates." Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
Es maravilloso pensar que todos nosotros somos como esas estrellas que veía Abraham en esa noche; en esa noche se le prometió a Abraham descendencia abundantísima, y nosotros somos esa descendencia; Dios nos pensaba con amor; Abraham nos miraba con ilusión en esa noche, y puede decirse que de la fe de este solo hombre, de esa fe que se sobrepone a las aves rapaces y a los terrores nocturnos, de esa fe hemos nacido todos nosotros. Somos inmensos como las estrellas del cielo, como la arena de las playa marinas. Qué fruto maravilloso el que ha dado esta fe de Abraham, una fe probada hasta el extremo del sacrificio de su hijo, pero aunque no se tratara sólo de ese heroísmo, probada por su misma soledad, por la soledad del desierto; creyente en medio de un país de idólatras, Abraham es como una antorcha que brilla en la noche, y por eso Dios se le presenta también como un fuego nocturno que da garantía de la fidelidad de la promesa. En esa noche, la mejor parte de la promesa no la pudo ver, pero sin esa fe de él no estaríamos nosotros aquí.

Nosotros no vamos a ver la mayor parte de lo que estamos sembrando, es necesario que lo sembremos como Abraham, en fe, con esa mezcla de humildad y de miedo que da la fe; con esa mezcla de confianza, de alegría, de desconcierto que tiene la fe, así hay que sembrar; hay que sembrar más allá de nuestros miedos, más allá de la noche, más allá del cansancio, más allá de las aves rapaces hay que sembrar, que si la semilla es buena, el fruto dirá qué fue lo que se sembró.

SALMO RESPONSORIAL: 104

R. / El Señor se acuerda de su alianza eternamente.

Dad gracias al Señor, invocad su nombre,
dad a conocer sus hazañas a los pueblos.
Cantadle al son de instrumentos,
hablad de sus maravillas. R.

Gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor.
Recurrid al Señor y a su poder,
 buscad continuamente su rostro. R.

¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra. R.

Se acuerda de su alianza eternamente,
de la palabra dada, por mil generaciones;
de la alianza sellada con Abrahán,
del juramento hecho a Isaac. R.

LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 7,15-20
“Por sus frutos los conoceréis”

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuidado con los falsos profetas; se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. A ver, ¿acaso se cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos? Los árboles sanos dan frutos buenos; los árboles dañados dan frutos malos. Un árbol sano no puede dar frutos malos, ni un árbol dañado dar frutos buenos. El árbol que no da fruto bueno se tala y se echa al fuego. Es decir, que por sus frutos los conoceréis."  Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
En la comunidad todo árbol (persona) que no dé buenos frutos será cortado. En nuestro mundo estamos llenos de espinos y lobos rapaces, y nuestras comunidades cristianas no son excepción. Pero, ¿cómo identificar a esas personas? Por sus frutos los conocerán. Quien hace las cosas sólo por ser reconocido, quien muestra intereses egoístas frente al hermano, quien quiere ser siempre el primero, el mandamás, y no se pone a servir desinteresadamente a los demás, ése no es de Cristo, porque él nos enseñó que la vida de un verdadero hijo de Dios es estar siempre dispuesto a servir sin ningún interés, haciendo presente el Reino en medio de todos. Dar frutos buenos no es más que amar y servir a la comunidad, a la humanidad. Al que ama no le cuesta dar esos frutos; es más, los expresa espontáneamente con su testimonio de vida, con el cariño desinteresado. Son valores que tenemos que ir rescatando en nuestro ser como cristianos, y seguir trabajando para que en el mundo sean erradicados el odio y la violencia. Esos son frutos imprescindibles para hacer presente el Reino en medio de todos.

ORACIÓN
Padre Santo Tú eres el Dios de justicia y amor. Por favor que al modelo de tu Hijo, reflejemos ser, a través de nuestras obras, personas justas, que vivimos en la esperanza de tu justicia Divina. Que logremos hacer el bien de manera tan natural que no nos esforcemos, sino que fluya desde nuestro corazón, como fruto de estar en tu promesa. Amén  

“La fe abre caminos insondables e inimaginados, donde no parece que haya nada que hacer”


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Mensaje o Intercesión por: