“VIVIR
Y CELEBRAR FESTIVAMENTE LA CENA DEL SEÑOR
(EUCARISTÍA)”
“La
Eucaristía es la culminación de la Iniciación Cristiana, celebración ungida y
vivida plenamente sin prisas o afanes”.
La Eucaristía es la fiesta de los creyentes que reunidos en
torno a Jesús, vivo y resucitado celebran su vida cristiana. Debe oficiarse en
la participación plena, personal, viva y festiva de cada creyente que,
experimenta motivado por el Espíritu a formar en ella y a través de ella,
verdaderas comunidades fraternas en el gozo del Señor.
Esta celebración comunitaria como culmen del Seminario de Vida
o evangelización fundamental (Kerigma o iniciación cristiana), debe vivirse
como una invitación a revitalizar y renovar las celebraciones, en este caso la
Eucaristía, de ahora en adelante. Esta evangelización que busca la renovación
de la iniciación no es propia de ningún movimiento o corriente, sino un llamado
a toda la comunidad espiritual a renovar y revivir en la fuerza del Espíritu
todos sus cultos y celebraciones.
No se trata de renovar o cambiar la liturgia o las
celebraciones porque sí, de querer inventar nuevos métodos o hacer cosas raras
para que la gente no se aburra y participe activamente. Se trata de dar
testimonio de la fe profunda que se está viviendo; de ser testigos del
nacimiento nuevo en el Espíritu, que ha transformado nuestra vida y que produce
este gozo y dinamismo en la celebración.
La comunidad que desemboca en la Eucaristía debe ser un
verdadero modelo del llamado que tenemos a ser personas discípulos, testigos y
con apostolado. La Eucaristía, en sus diferentes momentos, debe ser
aprovechada, entendida y vivida plenamente con la vida y la alegría del
Espíritu.
La Eucaristía debe ser entendida y vivida de acuerdo con las
siguientes características:
·
Rito penitencial (reconocer pecados y arrepentirse de
corazón) activamente compartido.
·
Palabra de Dios escuchada de una manera nueva.
·
Oración de intercesión solidaría con todas las necesidades
del mundo, de la Iglesia y los participantes.
·
Oración comunitaria (Eucarística) que manifiesta
efectivamente que el misterio pascual del Señor se está haciendo presente para
nosotros hoy.
·
Oración diaria y dominical en la que el abrazo de paz se
expresa con gozo festivo por el hecho de ser hermanos entre si e hijos de un
mismo Padre.
·
Silencio y abrazamiento de intima comunicación con el Señor
que se nos ha dado como alimento.
·
Alabanza larga y espontánea en acción de gracias por la
presencia del Señor.
·
Celebración Kerygmática (anuncio del mensaje de Cristo) y
carismática (de gozo gratitud y alabanza), animada por el Espíritu, que
proclama efectivamente que el Señor está vivo. Por eso lo expresamos diciendo:
“anunciamos tu muerte, y proclamamos tu resurrección, ¡Ven Señor Jesús!.
En la Didaqué, obra escrita a fines del
siglo I, se escribe: “Reunidos cada día del Señor, partid el pan y dad gracias,
después de haber confesado vuestros pecados, a fin de que vuestro sacrificio
sea puro”. Así podemos comprender el sentido de la Eucaristía, pero va más
allá, pues trasciende hacia el sentido de la comunidad discipular (no casual),
que se conoce y comparte la vida bajo el mover del Espíritu de Dios; comunidad
de vida que se junta, celebra, conmemora y se prepara para salir a vivir el
Evangelio.
INTERROGANTES
PARA ESTE MES
1. ¿Qué habías entendido hasta ahora por misa, Cena del Señor y
Eucaristía?
2. ¿Cómo la habías vivido y celebrado?
3. ¿Qué sentido tiene el ser y vivir en comunidad dentro de la Eucaristía?
4. ¿Qué ideas o comentarios te quedan después de esta reflexión?
5. ¿Cuál es tu sueño o propuesta para celebrar cada día mejor la
Eucaristia?
“UNA INICIACION CRISTIANA QUE
ME LLEVE A UN COMPROMISO CON EL SER HUMANO”
El sexto encuentro Católico
Carismático Latinoamericano (ECCLA) reunido en Lima en mayo de 1979, estableció
entre las prioridades que se imponían a la Renovación del continente las
siguientes:
v
“Incluir
en los seminarios de iniciación y crecimiento una mayor actitud de fidelidad a
la Iglesia y atención al compromiso con la sociedad”.
v
Quien
haya sentido la experiencia de amor de Dios en el Seminario de vida en el
Espíritu, deberá tener una actitud renovadora respecto al compromiso con el ser
humano. Recordemos que el Señor nos invita a una conversión integral: Personal,
comunitaria y social.
La Doctrina Social de la Iglesia en la
experiencia latinoamericana de Medellín y Puebla reflexiona sobre lo imperioso
de no olvidar nuestra conducta social, “Pues ella es parte integrante de
nuestro seguimiento a Cristo” (Puebla 476)
“No hay límites para el
reto al amor. Los pobres, los afligidos y los que sufren en el mundo a nuestro
lado, todos ellos, como hermanos y en Cristo, nos dirigen un gran clamor: la
prueba de nuestra fe y amor en Dios, pidiéndonos al mismo tiempo la Palabra de
Dios con el pan de vida” (Juan Pablo II).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Mensaje o Intercesión por: