martes, 1 de enero de 2019

Domingo 20 de Enero de 2019


 “UNA BODA, EL SIGNO MAS EXPRESIVO DEL AMOR” 

PRIMERA LECTURA
ISAÍAS 62, 1-5

”La alegría que encuentra el esposo con su esposa”

Por amor de Sión no callaré, por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que rompa la aurora de su justicia, y su salvación llame como antorcha. Los pueblos verán tu justicia, y los reyes tu gloria; te pondrán un nombre nuevo, pronunciado por la boca del Señor. Serás corona fúlgida en la mano del Señor y diadema real en la palma de tu Dios. Ya no te llamarán "Abandonada", ni a tu tierra Devastada"; a ti te llamarán "Mi favorita", y a tu tierra "Desposada", porque el Señor te prefiere a ti, y tu tierra tendrá marido. Como un joven se casa con su novia, así te desposa el que te construyó;
la alegría que encuentra el marido con su esposa, la encontrará tu Dios contigo. Palabra de Dios.

REFLEXIÓN
La propuesta litúrgica de este domingo está marcada por el signo de la boda, es decir, invita al gozo y a la alegría,  a una celebración motivada a la escucha de la palabra, bajo el signo de la bendición, la generosidad, el amor y la opción fundamental por la vida. Isaías el gran profeta del exilio con un lenguaje poético, motivador y lleno de esperanza, anima al desposorio del  Señor Yavhé,  con su pueblo Jerusalén, lo cual es descrito con toda clase de atributos maravillosos que quieren comunicar la unión del Señor con su pueblo. Esta alegría del pueblo ante el encuentro con el Dios de la vida se compara a la que experimenta el esposo con su esposa,  ésta será la alegría de Jerusalén, la rescatada, la amada, la consentida por su Dios.    
      
SALMO RESPONSORIAL: 95
R./Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre. R.

Proclamad día tras día su victoria,
contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R.

Familias de los pueblos, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor. R.

Postraos ante el Señor en el atrio sagrado,
 tiemble en su presencia la tierra toda.
Decid a los pueblos:
"El Señor es rey, él gobierna a los pueblos rectamente." R.

SEGUNDA LECTURA
1CORINTIOS 12, 4-11

“El mismo y único Espíritu reparte a cada uno como a él le parece”
Hermanos: Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común. Y así uno recibe del Espíritu el hablar con sabiduría; otro, el hablar con inteligencia, según el mismo Espíritu. Hay quien, por el mismo Espíritu, recibe el don de la fe; y otro, por el mismo Espíritu, don de curar. A éste le han concedido hacer milagros; a aquél, profetizar. A otro, distinguir los buenos y malos espíritus. A uno, la diversidad de lenguas; a otro, el don de interpretarlas. El mismo y único Espíritu obra todo esto, repartiendo a cada uno en particular como a él le parece. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Pablo  escribe a la comunidad de corintios, utilizando todo tipo de expresiones para describir la acción del Espíritu Santo en la vida de la comunidad. Todo en la iglesia está bajo la guía y el poder del Espíritu que siendo uno, solo genera  en la comunidad una gran diversidad de carismas, servicios y ministerios, que hacen que la vida, la fe, el bien de todos, el bienestar y la gracia de Dios se manifieste para provecho y crecimiento de toda la comunidad.

LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN 2, 1-11

“En Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos”

En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo: "No les queda vino." Jesús le contestó: "Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora." Su madre dijo a los sirvientes: "Haced lo que él diga." Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. Jesús les dijo: "Llenad las tinajas de agua." Y las llenaron hasta arriba. Entonces les mandó: "Sacad ahora y llevádselo al mayordomo." Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo: "Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora." Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria, y creció la fe de sus discípulos en él. Palabra del Señor.

REFLEXION
La vida de Jesús se desarrolló dentro de la normalidad propia del ambiente cultural y la religiosidad de un judío del primer siglo de nuestra era. Los discípulos descubren a Jesús como un hombre normal, en un ambiente normal y sin ningún tipo de manifestaciones espectaculares o extraordinarias. Esta realidad de una vida normal en Jesús, hace que entre los discípulos y él no haya ningún tipo de distanciamiento, antes por el contrario, una vida verdaderamente humana como la de Jesús, hace que su experiencia del Dios sea más creíble y mucho más accesible a la conciencia y a la vida de los que le escuchan y le siguen. La actitud de Jesús, sin ningún tipo de pretensión, va revelando una nueva imagen y un nuevo concepto de Dios. Dios ha dejado de ser ese ser extraño y lejano, que atemoriza al ser humano, y toma la característica del Dios original de Israel, el Dios que camina con su pueblo. Las bodas de Caná están en el imaginario de los primeros cristianos y de todo la Iglesia a lo largo de la historia, por ese hecho inolvidable: en lo mejor de la boda, el vino se acaba. ¿Cómo es posible que no se haya previsto esta parte en la fiesta? La actitud de Jesús de Nazaret frente a la carencia de vino, hará que este relato de las bodas de Caná, quede inmortalizado en la simbología cristiana.
El milagro de las bodas en Caná de Galilea, no es simplemente ausencia de vino. El asunto es otro: el relato tiene que ser entendido en perspectiva de Reino, en dinámica de tiempo mesiánico. El texto indica, que había allí en un lugar de la casa, unas tinajas de piedra vacías, seis en total. El texto hace énfasis en que están vacías. Son tinajas destinadas para contener el agua de la purificación ritual de los creyentes judíos. Pero están secas. Este símbolo, indica la sequedad en que se encuentra el modelo religioso judío. En la visión de los cristianos primeros, que acabaron separándose del judaísmo, la ley judía, antes que ayudar, terminó dificultando la relación de Dios con su pueblo. Les resultaba una ley vacía, sin sentido, que sólo generaba cargas y no posibilitaba la libertad y la alegría. Las tinajas, destinadas a la purificación, eran un símbolo que dominaba la ley antigua. Ese modelo de ley creaba con Dios una relación difícil y frágil, mediatizada por ritos fríos y carentes de sentidos.
No se dice sin embargo que las tinajas estuvieran con agua. Son llenadas cuando Jesús lo ordena. Al estar llenas, las tinajas que no prestaban ya ningún servicio, más bien estorbaban en la vida normal de la gente, permiten una nueva manifestación del proyecto de Jesús: el agua está convertida en vino. ¿Qué nos indica ese signo? La ritualidad, el legalismo, la norma fría y vacía, es trasformada en vino, símbolo de la alegría, del gozo mesiánico, de la fiesta de la llegada del tiempo nuevo del Reino de Dios. Tenemos que acabar en nuestra vida y en la vida comunitaria, con los sistemas religiosos deshumanizantes, para lograr entrar en la dinámica liberadora, incluyente y festiva que Jesús inauguró.

ORACIÓN
Señor nuestra vida corre el riesgo de la monotonía, la repetición o el cansancio; danos tu Espíritu que con sus dones, servicios y ministerios anime nuestras celebraciones y nuestra vida. Tu palabra nos compromete a vivir con intensidad, desde la experiencia del gozo, la sorpresa, la maravilla y el reconocimiento de tus dones en los demás. Amén.


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