“¿SOMOS
SUS TESTIGOS?”
PRIMERA
LECTURA
HECHOS
DE LOS APOSTOLES 3,13-15.17-19
“Matasteis al autor de
la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos”
En aquellos días,
Pedro dijo a la gente: "El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios
de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que vosotros
entregasteis y rechazasteis ante Pilatos, cuando había decidido soltarlo.
Rechazasteis al santo, al justo, y pedisteis el indulto de un asesino;
matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y
nosotros somos testigos. Sin embargo, hermanos, sé que lo hicisteis por
ignorancia, y vuestras autoridades lo mismo; pero Dios cumplió de esta manera
lo que había dicho por los profetas, que su Mesías tenía que padecer. Por
tanto, arrepentíos y convertíos, para que se borren vuestros pecados."
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
En la lectura de los
Hechos encontramos de nuevo a Pedro, que se dirige a todo Israel y lo sigue invitando
a la conversión. Pedro tranquiliza a sus oyentes haciéndoles ver que todo ha
sido fruto de la ignorancia, pero al mismo tiempo los anima a acoger al
Resucitado como al último y definitivo don otorgado por Dios. La muerte de
Jesús se convierte para el creyente en sacrificio expiatorio. No hay asomo de
resentimiento ni de venganza, sino llamado al arrepentimiento para recibir la
plenitud del amor y de la misericordia del Padre, que se concreta en la
confianza y en la seguridad de haber recuperado aquella filiación rota por la
desobediencia. El creyente, expuesto a las tentaciones, rupturas y caídas no
tiene por qué sentirse condenado eternamente al fracaso o a la separación de
Dios.
Salmo responsorial: 4
R.
/ Haz brillar sobre nosotros la luz de tu rostro, Señor.
Escúchame
cuando te invoco, Dios, defensor mío;
tú
que en el aprieto me diste anchura,
ten
piedad de mí y escucha mi oración. R.
Hay
muchos que dicen: "¿Quién nos hará ver la dicha,
si
la luz de tu rostro ha huido de nosotros?" R.
En
paz me acuesto y en seguida me duermo,
porque
tú solo, Señor, me haces vivir tranquilo. R.
OREMOS CON EL SALMO
En este Salmo se refleja la confianza en Dios, quien da la
paz y el descanso al dormir. Hoy en día muchos viven estresados, no
tienen tiempo ni para su familia, ni para ellos mismos y por supuesto ni para
su Dios, el Creador, pero es en ese momento de ir a dormir, cuando podemos
meditar y reconocer la acción de Dios en nuestras vidas, su justicia y
protección.
SEGUNDA
LECTURA
1JUAN
2,1-5
“Él es víctima de propiciación
por nuestros pecados y también por los del mundo entero”
Hijos míos, os escribo
esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante
el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros
pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero. En
esto sabemos que lo conocemos: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice:
"Yo lo conozco", y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la
verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios
ha llegado en él a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él. Palabra
del Señor.
REFLEXIÓN
Juan nos da hoy en su
Primera Carta el anuncio gozoso del perdón y de la reconciliación consigo mismo
y con Dios. El cristiano está invitado por vocación a vivir la santidad; sin
embargo, las infidelidades a esta vocación no son motivo de rechazo definitivo
por parte de Dios, más bien son motivo de su amor y su misericordia, al tiempo
que son un motivo esperanzador para el cristiano, para mantener una actitud de
sincera conversión.
LECTURA
DEL EVANGELIO
LUCAS
24,35-48
“Así
estaba escrito: el Mesías padecerá y resucitará de entre los muertos al tercer
día”
En aquel tiempo,
contaban los discípulos lo que les había pasado por el camino y cómo habían
reconocido a Jesús al partir el pan. Estaban hablando de estas cosas, cuando se
presenta Jesús en medio de ellos y les dice: "Paz a vosotros." Llenos
de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma. Él les dijo: "¿Por qué
os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis
pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene
carne y huesos, como veis que yo tengo." Dicho esto, les mostró las manos
y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les
dijo: "¿Tenéis ahí algo de comer?" Ellos le ofrecieron un trozo de
pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo: "Esto es lo
que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de
Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse."
Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y añadió:
"Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos
al tercer día, y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los
pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos
de esto." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
En el evangelio nos
encontramos una vez más con una escena pospascual que ya nos es común: los Apóstoles
reunidos comentado los sucesos de los últimos días. Recordemos que en esta
reunión, están también los discípulos de
Emaús que habían regresado a Jerusalén luego de haber reconocido a Jesús en el
peregrino que los ilustraba y que luego compartió con ellos el pan. En este ambiente de reunión se presenta Jesús
y, a pesar de que estaban hablando de él, se asustan y hasta llegan a sentir
miedo, porque creen que se trata de un fantasma. Los eventos de la Pasión no
han podido ser asimilados suficientemente por los seguidores de Jesús. Todavía
no logran establecer la relación entre el Jesús con quien ellos convivieron y
el Jesús glorioso, y no logran tampoco abrir su conciencia a la misión que les
espera.
Aclarar la imagen de
Jesús es una exigencia para el discípulo de todos los tiempos, para la misma
Iglesia y para cada uno de nosotros hoy. En nuestro contexto actual hay tantas
y tan diversas imágenes de Jesús, que no deja de estar siempre latente el
riesgo de confundirlo con un fantasma. He ahí el desafío para el evangelizador
de hoy: clarificar su propia imagen de Jesús a fuerza de dejarse penetrar cada
vez más por su palabra; por otra parte está el compromiso de ayudar a los
hermanos a aclarar esas imágenes de Jesús. Es un hecho, entonces, que aún después de
resucitado, Jesús tiene que continuar con sus discípulos su proceso pedagógico
y formativo. Ahora el Maestro tiene que instruir a sus discípulos sobre el
impacto o el efecto que sobre ellos también ejerce la Resurrección. Poco a poco los discípulos tendrán que asumir
que a ellos les toca ser testigos de esta obra del Padre, pero a partir de la
transformación de su propia existencia. Las expectativas mesiánicas de los Apóstoles
reducidas sólo al ámbito nacional, militar y político, siempre con característica
triunfalistas, tienen que desaparecer de la mentalidad del grupo. No será fácil
para estos rudos hombres re-hacer sus esquemas mentales, pero no queda otro camino. El evento de la
resurrección es antes que nada el evento de la renovación, comenzando por las
convicciones personales. Este pasaje debe ser leído a la luz de la primera
parte: la experiencia de los discípulos de Emaús.
Las instrucciones de
Jesús basadas en la Escritura infunden confianza en el grupo; no se trata de un
invento o de una interpretación caprichosa. Se trata de confirmar el
cumplimiento de las promesas de Dios, pero al estilo de Dios, no al estilo de
los humanos. De alguna forma conviene
insistir que el evento de la resurrección no afecta sólo al Resucitado, nos afecta
como discípulos en la medida en que nos dejamos transformar para ponernos en el camino de la misión. Nuestras
comunidades cristianas están convencidas de la resurrección, sin embargo,
nuestras actitudes prácticas todavía no logran ser traspasadas por ese acontecimiento. Vivamos, renovémonos, dejémonos transformar
por la Resurrección de Jesús.
ORACIÓN
Nos debatimos en una
sociedad marcada por la injusticia social, la negación de la vida y la dignidad
humana, Por favor que en este tiempo pascual, con la ayuda del Espíritu del Señor,
quienes te seguimos podamos mostrar al mundo a Jesús resucitado y de qué manera nos sigue transformando y resucitando
con Él. Amén.
“Para dar testimonio del Resucitado, no hay que enseñar
doctrinas sino contagiar de su experiencia”
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