miércoles, 1 de junio de 2016

Jueves 23 de Junio de 2016


“ACOGER LA PALABRA DE DIOS PARA PONERLA EN PRÁCTICA”

PRIMERA LECTURA
2REYES 24, 8-17

“Nabucodonosor deportó a Jeconías y a todos los ricos de Babilonia”
Cuando Jeconías subió al trono tenía dieciocho años, y reinó tres meses en Jerusalén. Su madre se llamaba Nejustá, hija de Elnatán, natural de Jerusalén. Hizo lo que el Señor reprueba, igual que su padre. En aquel tiempo, los oficiales de Nabucodonosor, rey de Babilonia, subieron contra Jerusalén y la cercaron. Nabucodonosor, rey de Babilonia, llegó a Jerusalén cuando sus oficiales la tenían cercada. Jeconías de Judá se rindió al rey de Babilonia, con su madre, sus ministros, generales y funcionarios. El rey de Babilonia los apresó el año octavo de su reinado. Se llevó los tesoros del templo y del palacio y destrozó todos los utensilios de oro que Salomón, rey de Israel, habla hecho para el templo según las órdenes del Señor. Deportó a todo Jerusalén, los generales, los ricos -diez mil deportados-, los herreros y cerrajeros; sólo quedó la plebe.
Nabucodonosor deportó a Jeconías a Babilonia. Llevó deportados, de Jerusalén a Babilonia, al rey y sus mujeres, sus funcionarios y grandes del reino, todos los ricos-siete mil deportados-, los herreros y cerrajeros-mil deportados-, todos aptos para la guerra. En su lugar nombró rey a su tío Matanías, y le cambió el nombre en Sedecías. Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
No hay en el Antiguo Testamento un momento más dramático y triste que el destierro a Babilonia. No sólo por el hecho mismo de salir de la propia tierra, sino porque las certezas más hondas del alma judía se vieron puestas a prueba en esos años terribles. ¿En qué quedan la Alianza, el Templo, las promesas de Dios, la convicción de ser el pueblo elegido, si vemos que un general altanero y blasfemo puede llegar a burlarse de todo, a triturarlo todo, a profanarlo todo...?
La primera lectura de hoy relata de un modo notablemente breve ese momento en que el rey mismo, Jeconías, y la ciudad santa, Jerusalén, quedan en poder del enemigo. La fe queda desnuda a esas horas; queda sin piso; queda sin arropo ni amigos. Pero queda. Lo más grande del destierro no será la envalentonada de Nabucodonosor, ni la crueldad de los que saciaron su sevicia en inocentes. Lo más grande será que el pueblo que vuelva del Destierro, el Pequeño resto que habrá de quedar, buscará servir a Dios con una libertad y sinceridad que antes no existieron.
SALMO RESPONSORIAL: 78
R./Líbranos, Señor, por el honor de tu nombre.

Dios mío, los gentiles han entrado en tu heredad,
 han profanado tu santo templo,
han reducido Jerusalén a ruinas.
Echaron los cadáveres de tus siervos
en pasto a las aves del cielo,
 y la carne de tus fieles
a las fieras de la tierra. R.

Derramaron su sangre como agua
en torno a Jerusalén,
y nadie la enterraba.
Fuimos el escarnio de nuestros vecinos,
la irrisión y la burla de los que nos rodean.
¿Hasta cuándo, Señor?
¿Vas a estar siempre enojado?
¿Arderá como fuego tu cólera? R.

No recuerdes contra nosotros
las culpas de nuestros padres;
que tu compasión nos alcance pronto,
pues estamos agotados. R.

Socórrenos, Dios, salvador nuestro,
por el honor de tu nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados
a causa de tu nombre. R.

OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS  A SU CONTEXTO
El motivo de esta súplica nacional es la deplorable situación en que se encuentra Israel: los paganos han devastado y profanado la herencia del Señor (v. 1); muchos fieles han caído bajo la espada, sus cadáveres han sido abandonados a las aves de rapiña y los pueblos vecinos celebran esa derrota (vs. 2-4). El salmista reconoce que la tragedia nacional es el justo castigo de reiteradas infidelidades (v. 8); pero hace presente al Señor que esa derrota compromete la gloria de su Nombre (v. 9), ya que Israel es su Pueblo y su “rebaño” (v. 13).
LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 7, 21-29

“La casa edificada sobre la roca y la casa edificada sobre arena.”
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "No todo el que me dice: "Señor, Señor" entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Aquel día muchos dirán: "Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos milagros?" Yo entonces les declararé: "Nunca os he conocido. Alejaos de mí, malvados." El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Vamos llegando al final del discurso más famoso de Jesucristo, el Sermón de Monte. Discurso que empieza con las Bienaventuranzas y que termina con las palabras que hemos oído hoy: Cristo Jesús invita a todos, apremia a todos a hacer la voluntad de Dios: "No todo el que me dice "Señor, Señor", entrará en el Reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo". Cumplir la voluntad de Dios, sea grande o sea chica, sea espectacular o sea ordinaria, sea fantástica o sea común, la voluntad de Dios no es lo que yo hago para Dios, es lo que le permito a Dios que haga en mi vida. Como dicen tantos cantos hermosos, "ser barro en manos del Alfarero", dejar que Dios me modele, ser obra de Dios. Y seguir  y construir nuestra vida guiados y sostenidos siempre por su Palabra.
¿Pero reflexionemos además,  qué es construir sólidamente sobre la base de las enseñanzas de Jesús? Es construir sobre la roca, es haber puesto a prueba lo que nos ha enseñado y haber comprobado que sí funciona. La fe crece cuando uno ve que funciona, pues ahí se descubre la diferencia entre las fábulas, los anhelos y los sueños, de un lado, y la fe, que produce cambios y resultados y da vida, por el otro. Eso aprendemos del evangelio de hoy. La fe que no se pone en práctica se va volviendo ideas: humo que vuela en nuestra mente y que sirve quizá para hacer especulaciones o discursos pero que ya carece de poder. Cuando llega la prueba, la prueba verdadera, esa fe se derrumba estrepitosamente, porque nunca sirvió de cimiento. La fe es tu cimiento o no es nada. La fe no sirve para adorno; como adorno, estorba, como cimiento, salva.

ORACIÓN
 Señor queremos ser barro en tus manos  y que Tú seas nuestro alfarero, que no nos guíen los intereses del mundo, sino tú y tu Palabra, ayúdanos a que nuestra vida sea cimentada en Ti que eres la roca;  aumenta nuestra fe y que nada ni nadie nos desvíe en cumplir  tu voluntad.  Amén


“Solo la vivencia de la Palabra de Dios garantiza estabilidad y firmeza en  la existencia ”

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