martes, 1 de enero de 2013

Jueves, 10 de enero de 2013


“EL AMOR DE DIOS EXIGE POSTURAS FIRMES”

PRIMERA LECTURA
1ª DE JUAN 4,19-5,4

“Quien ama a  Dios,  ame tambien a su hermano”

Nosotros amamos porque él nos amó primero. Si alguno dice: “Yo amo a Dios”, y al mismo tiempo odia a su hermano, es un mentiroso. Pues si uno no ama a su hermano, a quien ve, tampoco puede amar a Dios, a quien no ve. Jesucristo nos ha dado este mandamiento: que el que ama a Dios, ame también a su hermano.

Todo el que tiene fe en que Jesús es el Mesías, es hijo de Dios; y el que ama a un padre, ama también a los hijos de ese padre. Cuando amamos a Dios y hacemos lo que él manda, sabemos que amamos también a los hijos de Dios. El amar a Dios consiste en obedecer sus mandamientos; y sus mandamientos no son una carga, porque todo el que es hijo de Dios vence al mundo. Y nuestra fe nos ha dado la victoria sobre el mundo. El que cree que Jesús es el Hijo de Dios, vence al mundo.
Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Un hecho en el que no solemos reparar es que el amor cristiano es fundamentalmente amor a los hermanos. El amor cristiano no es una vaga simpatía por la humanidad ni una romántica declaración del bien de la raza humana; tampoco puede traducirse en simple filantropía o en un programa político o de construcción de la sociedad, así se trate de aquella sociedad que nos parece que retrata mejor los valores del Reino.
El amor predicado por el apóstol es aquel que nace ante la obra del amor. Así como en el plano puramente humano amamos lo amable, según los sentidos o según los intereses, así en este nivel de la vida de la gracia que ha llegado por Jesús amamos lo amable, es decir, amamos la obra que Dios ha hecho en alguien, arrancándolo de las tinieblas y acercándolo a la luz.
Estamos dispuestos a pensar el amor cristiano como una realidad sin fronteras y parece que al decir que amamos a los nacidos de Dios estamos encerrándonos sólo en los que son o piensan como nosotros. La cosa es más compleja. Cada amor se define por su objetivo, el amado, pero también por su motivo, su causa. El amor cristiano tiene siempre una causa: Dios y lo que nace de Dios. Esto implica que amamos a los que ya son de Dios y amamos a los que no son para que sean de Él, para que nazcan de Él.
Con otras palabras: amamos a los que ya son hermanos, porque sentimos y sabemos que han nacido de Dios, y amamos a los que no lo son para que un día estén en comunión con nosotros, y con el Padre y el Hijo.

SALMO RESPONSORIAL: 71
R: Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra.

Dios mío, confía tu juicio al rey,
 tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud. R. 

Él rescatará sus vidas de la violencia,
su sangre será preciosa a sus ojos.
Que recen por él continuamente
 y lo bendigan todo el día. R. 

Que su nombre sea eterno,
y su fama dure como el sol; 
que él sea la bendición de todos los pueblos,
y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra. R. 


LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 4, 14-22a

“Volvio con la fuerza del Espiritu”

Jesús volvió a Galilea lleno del poder del Espíritu Santo, y se hablaba de él por toda la tierra de alrededor. Enseñaba en la sinagoga de cada lugar, y todos le alababan.
Jesús en Nazaret
Jesús fue a Nazaret, el pueblo donde se había criado. El sábado entró en la sinagoga, como era su costumbre, y se puso de pie para leer las Escrituras. Le dieron a leer el libro del profeta Isaías, y al abrirlo encontró el lugar donde estaba escrito:
“El Espíritu del Señor está sobre mí,
porque me ha consagrado
para llevar la buena noticia a los pobres;
me ha enviado a anunciar libertad a los presos
y dar vista a los ciegos;
a poner en libertad a los oprimidos;
a anunciar el año favorable del Señor.”
Luego Jesús cerró el libro, lo dio al ayudante de la sinagoga y se sentó. Todos los que estaban allí tenían la vista fija en él. Él comenzó a hablar, diciendo:

--Hoy mismo se ha cumplido la Escritura que ustedes acaban de oir.
Todos hablaban bien de Jesús y estaban admirados de las cosas tan bellas que decía. Se preguntaban:
--¿No es este el hijo de José?  Palabra del Señor.

REFLEXIÓN:
En el evangelio de hoy, Jesús es presentado como poseedor del Espíritu Santo. Esto significa que su predicación está acreditada por el mismo Dios y, por consiguiente, está dirigida a los privilegiados del Padre: los necesitados. La intención, pues, de este relato de Lucas es dar a conocer el rostro de Jesús, que es asumido como el “Salvador”. Esta concepción salvífica de Jesús es evidenciada a lo largo del evangelio de Lucas (por ejemplo, Jesús en las bienaventuranzas se dirige a los pobres reales, a los que pasan hambre y lloran de verdad) y es de relevante importancia porque con ella se quiere expresar que con Jesús la promesa de salvación ha llegado a su pleno cumplimiento. En la acción solidaria y fraterna de Jesús con los pobres y pecadores se expresan desde ya signos elocuentes de la presencia salvífica y liberadora de Dios en la historia; es decir, que en Jesús se cumplen las esperanzas más profundas del pueblo creyente y se hace realidad el Reino de Dios. Es importante que reconozcamos en Jesús su capacidad salvífica, la cual se expresa eficazmente en el amor desinteresado por los pobres.

ORACIÓN
Jesús te reconozco como el Ungido, como el Hijo del Dios. Hoy mi vida entera te proclama, Señor derrama tu Espíritu Santo en cada rincón de la tierra para que podamos entender que has venido a dar libertad a los cautivos y vista a los que están ciegos. Este es el tiempo de gracia, el tiempo en que nos levantaremos y alzaremos nuestra voz para decir: ¡realmente eres el Hijo de Dios!. Amén


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