“VIVIR
MARAVILLADOS DESDE LA FE Y EN COMUNIDAD”
PRIMERA
LECTURA
ISAÍAS 62, 1-5
La
alegría que encuentra el esposo con su esposa.
Por amor
de Sión no callaré, por amor de Jerusalén no descansaré,
hasta que
rompa la aurora de su justicia, y su salvación llame ººººººººººº como antorcha.
Los
pueblos verán tu justicia, y los reyes tu gloria;
te
pondrán un nombre nuevo, pronunciado por la boca del Señor.
Serás
corona fúlgida en la mano del Señor y diadema real en la palma de tu Dios.
Ya no te
llamarán "Abandonada", ni a tu tierra "Devastada";
a ti te
llamarán "Mi favorita", y a tu tierra "Desposada",
porque el
Señor te prefiere a ti, y tu tierra tendrá marido.
Como un
joven se casa con su novia, así te desposa el que te construyó;
la
alegría que encuentra el marido con su esposa, la encontrará tu Dios contigo.
REFLEXIÓN
La
propuesta litúrgica de este domingo está marcada por el signo de la boda, es
decir, invita al gozo y a la alegría, a
una celebración motivada a la escucha de la palabra, bajo el signo de la
bendición, la generosidad, el amor y la opción fundamental por la vida.
Isaías el
gran profeta del exilio con un lenguaje poético, motivador y lleno de
esperanza, anima al desposorio del Señor
Yavhé, con su pueblo Jerusalén, lo cual
es descrito con toda clase de atributos maravillosos que quieren comunicar la
unión del Señor con su pueblo. Esta alegría del pueblo ante el encuentro con el
Dios de la vida se compara a la que experimenta el esposo con su esposa, ésta será la alegría de Jerusalén, la
rescatada, la amada, la consentida por su Dios.
SALMO RESPONSORIAL: 95
Contad
las maravillas del Señor a todas las naciones.
Cantad al
Señor un cántico nuevo, cantad al Señor, toda la tierra; cantad al Señor, bendecid
su nombre. R.
Proclamad
día tras día su victoria, contad a los pueblos su gloria, sus maravillas a
todas las naciones. R.
Familias
de los pueblos, aclamad al Señor, aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor. R.
Postraos
ante el Señor en el atrio sagrado, tiemble en su presencia la tierra toda.
Decid a los pueblos: "El Señor es rey, él gobierna a los pueblos
rectamente." R.
SEGUNDA
LECTURA
1CORINTIOS
12, 4-11
El mismo
y único Espíritu reparte a cada uno como a él le parece
Hermanos:
Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios,
pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra
todo en todos.
En cada
uno se manifiesta el Espíritu para el bien común.
Y así uno
recibe del Espíritu el hablar con sabiduría; otro, el hablar con inteligencia,
según el mismo Espíritu.
Hay
quien, por el mismo Espíritu, recibe el don de la fe; y otro, por el mismo
Espíritu, don de curar. A éste le han concedido hacer milagros; a aquél,
profetizar. A otro, distinguir los buenos y malos espíritus. A uno, la
diversidad de lenguas; a otro, el don de interpretarlas.
El mismo
y único Espíritu obra todo esto, repartiendo a cada uno en particular como a él
le parece.
REFLEXIÓN
Pablo escribe a la comunidad de corintios,
utilizando todo tipo de expresiones para describir la acción del Espíritu Santo
en la vida de la comunidad. Todo en la iglesia está bajo la guía y el poder del
Espíritu que siendo uno, solo genera en
la comunidad una gran diversidad de carismas, servicios y ministerios, que
hacen que la vida, la fe, el bien de todos, el bienestar y la gracia de Dios se
manifieste para provecho y crecimiento de toda la comunidad.
LECTURA
DEL EVANGELIO
JUAN 2,
1-11
En Caná
de Galilea Jesús comenzó sus signos
En aquel
tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí.
Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda.
Faltó el
vino, y la madre de Jesús le dijo: "No les queda vino."
Jesús le
contestó: "Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora."
Su madre
dijo a los sirvientes: "Haced lo que él diga."
Había
allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos,
de unos cien litros cada una.
Jesús les
dijo: "Llenad las tinajas de agua."
Y las
llenaron hasta arriba.
Entonces
les mandó: "Sacad ahora y llevádselo al mayordomo."
Ellos se
lo llevaron.
El
mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los
sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio
y le dijo: "Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están
bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora."
Así, en
Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria, y creció la fe
de sus discípulos en él.
REFLEXIÓN
La vida de Jesús se desarrolló dentro de la normalidad propia
del ambiente cultural y la religiosidad de un judío del primer siglo de nuestra
era. Los discípulos descubren a Jesús como un hombre normal, en un ambiente
normal y sin ningún tipo de manifestaciones espectaculares o extraordinarias.
Esta realidad de una vida normal en Jesús, hace que entre los discípulos y él
no haya ningún tipo de distanciamiento, antes por el contrario, una vida
verdaderamente humana como la de Jesús, hace que su experiencia del Dios sea
más creíble y mucho más accesible a la conciencia y a la vida de los que le
escuchan y le siguen. La actitud de Jesús, sin ningún tipo de pretensión, va
revelando una nueva imagen y un nuevo concepto de Dios. Dios ha dejado de ser
ese ser extraño y lejano, que atemoriza al ser humano, y toma la característica
del Dios original de Israel, el Dios que camina con su pueblo.
Las bodas de Caná están en el imaginario de los primeros
cristianos y de todo la Iglesia a lo largo de la historia, por ese hecho
inolvidable: en lo mejor de la boda, el vino se acaba. ¿Cómo es posible que no
se haya previsto esta parte en la fiesta? La actitud de Jesús de Nazaret frente
a la carencia de vino, hará que este relato de las bodas de Caná, quede
inmortalizado en la simbología cristiana.
El milagro de las bodas en Caná de Galilea, no es simplemente
ausencia de vino. El asunto es otro: el relato tiene que ser entendido en
perspectiva de Reino, en dinámica de tiempo mesiánico. El texto indica, que había
allí en un lugar de la casa, unas tinajas de piedra vacías, seis en total. El
texto hace énfasis en que están vacías. Son tinajas destinadas para contener el
agua de la purificación ritual de los creyentes judíos. Pero están secas. Este
símbolo, indica la sequedad en que se encuentra el modelo religioso judío. En
la visión de los cristianos primeros, que acabaron separándose del judaísmo, la
ley judía, antes que ayudar, terminó dificultando la relación de Dios con su
pueblo. Les resultaba una ley vacía, sin sentido, que sólo generaba cargas y no
posibilitaba la libertad y la alegría. Las tinajas, destinadas a la
purificación, eran un símbolo que dominaba la ley antigua. Ese modelo de ley
creaba con Dios una relación difícil y frágil, mediatizada por ritos fríos y
carentes de sentidos.
No se dice sin embargo que las tinajas estuvieran con agua.
Son llenadas cuando Jesús lo ordena. Al estar llenas, las tinajas que no
prestaban ya ningún servicio, más bien estorbaban en la vida normal de la
gente, permiten una nueva manifestación del proyecto de Jesús: el agua está
convertida en vino. ¿Qué nos indica ese signo? La ritualidad, el legalismo, la
norma fría y vacía, es trasformada en vino, símbolo de la alegría, del gozo
mesiánico, de la fiesta de la llegada del tiempo nuevo del Reino de Dios.
Tenemos que acabar en nuestra vida y en la vida comunitaria, con los sistemas
religiosos deshumanizantes, para lograr entrar en la dinámica liberadora,
incluyente y festiva que Jesús inauguró.
ORACIÓN
Señor nuestra vida corre el
riesgo de la monotonía, la repetición o el cansancio; danos tu Espíritu que con
sus dones, servicios y ministerios anime nuestras celebraciones y nuestra vida.
Tu palabra nos compromete a vivir con intensidad, desde la experiencia del
gozo, la sorpresa, la maravilla y el reconocimiento de tus dones en los demás.
Amén.
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