jueves, 1 de febrero de 2024

Domingo 11 de Febrero de 2024

 

 

“LA MISERICRODIA DE DIOS PUEDE VENCER TODAS NUESTRAS DIFICULTADES”

 

Las lecturas del día de hoy nos permiten descubrir la diferencia entre frenar el mal y darle la victoria al bien. Lo que quería la Ley de Moisés, y que aparece en el Libro Levítico, era frenar el mal, ponerle un límite al poder del mal, aislando aquello que se considera peligroso para la sociedad. Es un avance, no es resolver el problema, pero por lo menos es frenarlo. Lo que hace en cambio Jesucristo es darle otro sentido y darle la victoria al bien. Jesús toma a uno que está afectado por ese mal, lo transforma, lo sana, y lo reintegra a la sociedad.

   

PRIMERA LECTURA

LEVÍTICO 13,1-2.44-46

 

“El leproso tendrá su morada fuera del campamento”

 

El Señor dijo a Moisés y a Aarón: "Cuando alguno tenga una inflamación, una erupción o una mancha en la piel, y se le produzca la lepra, será llevado ante Aarón, el sacerdote, o cualquiera de sus hijos sacerdotes. Se trata de un hombre con lepra: es impuro. El sacerdote lo declarará impuro de lepra en la cabeza. El que haya sido declarado enfermo de lepra andará harapiento y despeinado, con la barba tapada y gritando: "¡Impuro, impuro!" Mientras le dure la afección, seguirá impuro; vivirá solo y tendrá su morada fuera del campamento." Palabra de Dios

 

 

REFLEXIÓN

 

En la tradición judía como nos lo muestra la primera del libro de  Levítico del Antiguo Testamento,  la enfermedad era interpretada como una maldición divina, un castigo, una consecuencia del pecado de la persona enferma o de su familia. Porque entonces se la consideraba contagiosa, la lepra común estaba regulada por una rígida normativa que excluía a la persona afectada de la vida social. (Ha durado muchos siglos la falsa creencia de que la lepra fuese tan fácilmente contagiable). El enfermo de lepra era un muerto en vida, y lo peor era que la enfermedad era considerada normalmente incurable. Los sacerdotes tenían la función de examinar las llagas del enfermo, y en caso de diagnosticarlas efectivamente como síntomas de la presencia de lepra, la persona era declarada «impura», con lo que resultaba condenada a salir de la población, a comenzar a vivir en soledad, a malvivir indignamente, gritando por los caminos «¡impuro, impuro!», para evitar encontrarse con personas sanas a las que poder contagiar. En realidad, todo el sistema normativo religioso generaba una permanente exclusión de personas por motivos de sexo, salud, condición social, edad, religión, nacionalidad.

 

 

SALMO RESPONSORIAL: 31

R./  Tú eres mi refugio, me rodeas de cantos de liberación.

 

Dichoso el que está absuelto de su culpa,

a quien le han sepultado su pecado;

dichoso el hombre a quien el Señor

no le apunta el delito. R.

 

Había pecado, lo reconocí,

no te encubrí mi delito;

propuse: "Confesaré al Señor mi culpa"

y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. R.

 

Alegraos, justos, y gozad con el Señor;

aclamadlo, los de corazón sincero. R.

 

OREMOS CON EL SALMO

Este poema  expresa la felicidad de un pecador que ha obtenido el perdón divino, contraponiéndola a las aflicciones que provienen del pecado, expresa acción de gracias a Dios por el perdón recibido y una instrucción sobre la confianza en el amor de Dios. Todos debemos reconocernos pecadores perdonados por Dios, quien nos envió a su Hijo para asegurarnos el perdón y toda la inmensidad de su amor, lo cual debemos fortalecer con nuestras acciones…

 

SEGUNDA LECTURA

1CORINTIOS 10,31-11,1

 

“Seguid mi ejemplo, como yo sigo el de Cristo”

 

 Hermanos: Cuando comáis o bebáis o hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para gloria de Dios. No deis motivo de escándalo a los judíos, ni a los griegos, ni a la Iglesia de Dios, como yo, por mi parte, procuro contentar en todo a todos, no buscando mi propio bien, sino el de la mayoría, para que se salven. Seguid mi ejemplo, como yo sigo el de Cristo. Palabra del Señor

 

 

REFLEXIÓN

La segunda lectura, que sigue, es un camino independiente frente a la relación entre la primera y la tercera, es un bello texto de Pablo que habla de la integralidad de la espiritualidad. La espiritualidad no es tan «espiritual»; de alguna manera es también «material». No queremos ser «espirituales» si ello significara quedarnos con el espíritu y despreciar el cuerpo o la materia.

 

Pablo está en esa línea: «ya sea que comáis o que bebáis o que hagáis cualquier otra cosa...». No sólo las actividades tradicionalmente tenidas como religiosas, o espirituales, tienen que ver con la espiritualidad, sino también actividades muy materiales, preocupaciones muy humanas, como el comer y beber, o cualquier otra actividad de nuestra vida, pueden, deben ser integradas en el campo de nuestra espiritualidad (que ya no resultará pues «solamente espiritual»). Nuestra vida de fe puede y debe santificar toda nuestra vida humana, tenemos que ser personas integrales, en todas nuestras preocupaciones y trabajos, no sólo cuando tenemos la suerte de poder dedicar nuestro tiempo a actividades «estrictamente religiosas», como podrían ser la oración o el ir a la iglesia.

 

LECTURA DEL EVANGELIO

MARCOS 1,40-45

 

“La lepra se le quitó y quedó limpio”

 

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas: "Si quieres, puedes limpiarme." Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó, diciendo: "Quiero: queda limpio." La lepra se le quitó inmediatamente, y quedó limpio. Él lo despidió, encargándole severamente: "No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés." Pero, cuando se fue, empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en descampado; y aun así acudían a él de todas partes. Palabra del Señor.

 

 

REFLEXIÓN

Este hombre enfermo de lepra, seguramente cansado de su condición, se acerca a Jesús y se arrodilla, poniendo en él toda su confianza: «si quieres, puedes limpiarme». Jesús, se compadece y le toca, rompiendo no sólo una costumbre, sino una norma religiosa sumamente rígida. Jesús se salta la ley que margina y que excluye a la persona. Jesús pone a la persona por encima de la ley, incluso de la ley religiosa. La religión de Jesús no está contra la vida, sino, al contrario: pone en el centro la vida de las personas. La vida y las personas por encima de la ley, no al revés.

 

Jesús le pide silencio, y le envía al sacerdote como signo de su reinclusión en la dinámica social, «para que sirva de testimonio» de que Dios desea y puede actuar aun por encima de las normas, recuperando la vida y la dignidad de sus hijos e hijas. Pero este hombre no hace caso de tal secreto, rompe el silencio, y se pone a pregonar con entusiasmo su experiencia de liberación. No parece servirse de la mediación del sacerdote o de la institución del templo, sino que se auto-incluye y toma la decisión autónoma de divulgar la Buena Noticia. Esto hace que Jesús no pueda ya presentarse en público en las ciudades sino en los lugares apartados, pues al asumir la causa de los excluidos, Jesús se convierte en un excluido más. Sin embargo, allí a las afueras, está brotando la nueva vida y quienes logran descubrirlo van también allí a buscar a Jesús.

 

Es una página recurrente en los evangelios: Jesús cura, sana a los enfermos. No sólo predica, sino que cura («no es lo mismo predicar que dar trigo», dice el refrán). Palabra y hechos. Decir y hacer. Anuncio y construcción. Teoría y práctica. Liberación integral: espiritual y corporal. Y ésa es su religión: el amor, el amor liberador, por encima de toda ley que aliene. La ley consiste precisamente en amar y liberar, por encima de todo.

 

ORACIÓN

Gracias, Buen Señor, porque nos amas y nos acoges, a pesar de nuestras miserias y nuestras enfermedades. Gracias porque entregaste tu vida por nosotros aun sabiendo que éramos injustos; pero nos amaste hasta el extremo. Sabemos que siempre nos has querido sanos Señor,  enséñanos a vivir como tú y a ser capaces  de mantener un corazón abierto al dolor y las necesidades de los demás,                    a no ser excluyentes y que mostremos siempre tu rostro de amor. Oramos, damos gracias y bendecimos la vida de Rubiela Villegas en su cumpleaños. Amén 

 

“El "quiero" de Cristo expresa el "quiero" mismo de Dios, al que hemos de acercarnos con humilde confianza”

 

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