II Domingo de Adviento
“EL CAMINO HA DE ESTAR LIBRE DE
OBSTÁCULOS”
PRIMERA LECTURA
ISAÍAS 40,1-5.9-11
“Preparadle un camino al Señor”
"Consolad, consolad a mi pueblo, -dice vuestro Dios-; hablad al
corazón de Jerusalén, gritadle, que se ha cumplido su servicio, y está pagado
su crimen, pues de la mano del Señor ha recibido doble paga por su
pecados." Una voz grita: "En el desierto preparadle un camino al
Señor; allanad en la estepa una calzada para nuestro Dios; que los valles se
levanten, que montes y colinas se abajen, que lo torcido se enderece y lo
escabroso se iguale. Se revelará la gloria del Señor, y la verán todos los
hombres juntos, ha hablado la boca del Señor." Súbete a un monte elevado,
heraldo de Sión; alza fuerte la voz, heraldo de Jerusalén; álzala, no temas, di
a las ciudades de Judá: "Aquí está vuestro Dios. Mirad, el Señor Dios
llega con poder, y su brazo manda. Mirad, viene con él su salario, y su
recompensa lo precede. Como un pastor que apacienta el rebaño, su brazo lo
reúne, toma en brazos los corderos y hace recostar a las
madres." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
En los tiempos que escribe el profeta Isaías el pueblo de Israel se
encuentra en el exilio de Babilonia y es inminente un posible retorno a la
tierra de Israel. Isaías da aliento a su pueblo diciéndoles que ya han
satisfecho la pena que tenía estipulada por sus culpas, satisfacción lograda
por medio de la esclavitud y los trabajos forzosos que han vivido en Babilonia.
Ahora vendrá un mensajero, que el escritor no le da nombre, proclamando que
todo monte sea rebajado, allanando, aplanado para hacer una senda a nuestro
Dios que regresa triunfante a Jerusalén conduciendo a su pueblo como en otro
tiempo lo hizo con los israelitas saliendo de Egipto. El escritor ha tomado una
costumbre de su época, según la cual cuando un rey ganaba una guerra o una
batalla se hacían caminos ceremoniales en los cuales se celebraba el triunfo
del rey sobre sus enemigos. Asimismo Yahvé es el Señor, el Dios de Israel que
retorna glorioso triunfante a Jerusalén por un camino preparado por Él. El
mensajero anuncia a todo el pueblo esta noticia, noticia de esperanza y de
alegría para una comunidad que vivía marginación y explotación. Los
evangelistas han asociado a este mensajero que prepara el retorno de Yahvé con
Juan el Bautista.
SALMO RESPONSORIAL: 84
R./ Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.
Voy a escuchar lo que dice el Señor:
"Dios anuncia la paz
a su pueblo y a sus amigos."
La salvación está ya cerca de sus fieles,
y la gloria habitará en nuestra tierra. R.
La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo. R.
El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos. R.
OREMOS CON EL
SALMO
El Salmo canta la esperanza del pueblo desterrado que ahora retorna.
Ellos se preguntan hasta cuándo Dios estará alejado de ellos, y la respuesta es
unánime: Él mora en aquellos que le son fieles. Ese día Yahvé se hará presente.
La justicia y la paz reinarán y las cosechas, que no han producido lo esperado,
prosperarán. Es un himno al Dios compasivo que ahora retorna a su tierra para
hacerla fructificar. Es la espera y la esperanza en un futuro mejor.
SEGUNDA LECTURA
2PEDRO 3,8-14
“Esperemos un cielo nuevo y una tierra nueva”
Queridos hermanos: No perdáis de vista una cosa: para el Señor un día es
como mil años, y mil años como un día. El Señor no tarda en cumplir su promesa,
como creen algunos. Lo que ocurre es que tiene mucha paciencia con vosotros,
porque no quiere que nadie perezca, sino que todos se conviertan. El día del
Señor llegará como un ladrón. Entonces el cielo desaparecerá con gran
estrépito; los elementos se desintegrarán y la tierra con todas sus obras
se consumirá. Si todo este mundo se va a desintegrar de este modo, ¡qué santa y
piadosa ha de ser vuestra vida! Esperad y apresurad la venida del Señor, cuando
desaparecerán los cielos, consumidos por el fuego, y se derretirán los
elementos. Pero nosotros, confiados en la promesa del Señor, esperamos un cielo
nuevo y una tierra nueva en que habite la justicia. Por tanto, queridos
hermanos, mientras esperáis estos acontecimientos, procurad que Dios os
encuentre en paz con él, inmaculados e
irreprochables. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
La segunda lectura de la carta de Pedro, nos sitúa dentro del debate
sobre el día de la segunda venida del Señor. La comunidad para la que está
dirigida la carta de Pedro se preguntaba cuándo sería ese día en que Jesucristo
resucitado volvería. En un principio se les había dicho que pronto pero pasaba
el tiempo y no retornaba. El apóstol le responde diciéndole que el Señor no se
retrasa en el cumplimiento de la promesa como ellos suponen, sino que usa de la
paciencia de los hombres queriendo que todos lleguen a la salvación; porque un
día es como mil años y mil años como un día para el Señor. En ese día se
inaugurara un nuevo cielo y nueva tierra. Lo que nosotros tenemos que hacer es
esforzarnos para ser hallados en paz ante él, y ésta debe ser una actitud
permanente pues no sabemos el día en que vendrá. Pedro anima a la espera a una
comunidad impaciente, y más que a una espera a vivir esperanzadamente en un
futuro mejor. No niega que haya problemas en la comunidad (divisiones,
persecuciones), pero lo que nos debe identificar como cristianos es la
confianza en un futuro mejor.
LECTURA DEL EVANGELIO
MARCOS 1,1-8
“Allanad los senderos del Señor”
Comienza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Está escrito en el
profeta Isaías: "Yo envío mi mensajero delante de ti para que te prepare
el camino. Una voz grita en el desierto: "Preparad el camino del Señor,
allanad sus senderos." Juan bautizaba en el desierto; predicaba que se
convirtieran y se bautizaran, para que se les perdonasen los pecados. Acudía la
gente de Judea y de Jerusalén, confesaba sus pecados, y él los bautizaba en el
Jordán. Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la
cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y proclamaba:
"Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para
desatarle las sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con
Espíritu Santo.". Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
El evangelio de Marcos se centra en la predicación de Juan el Bautista.
En él se cumple la profecía de Malaquías según la cual vendrá un mensajero
delante del Mesías (que sería Elías); y del profeta Isaías que expresa la
misión del precursor preparar el camino de aquel que ha de venir. Juan
proclamaba un bautismo de conversión el cual era signo del perdón de los
pecados y que implicaba el compromiso de cambio de vida. Predicaba un castigo
inminente de Dios y ante esa amenaza debíamos reconocernos pecadores, débiles,
que hemos fallado, por lo cual el bautismo era expresión de un real cambio de
vida y no solo un simple rito. Esta predicación era muy aceptada por las gentes
de Jerusalén y de Judea, especialmente los más pobres (luego los evangelistas nos
dirán que los fariseos y los doctores de la ley, personas importantes, no
creyeron en él). Caracteriza a Juan su vestimenta y su dieta, que significaba
su talante profético. Se viste así porque las tradiciones de la época
identificaban con estos rasgos a los profetas. La venida inminente de quien
bautizará en Espíritu, es la esperanza que el grupo de seguidores de Juan
arraiga en su corazón.
Como vemos, la liturgia del día de hoy nos invita a la esperanza, a
creer que en medio de las dificultades, de las persecuciones, de las realidades
más duras de la vida; es posible un futuro mejor, porque el Señor es fiel a
quienes asumen los valores de la verdad, de la justicia, de la fraternidad.
Todas estas esperanzas que nos invitan las lecturas de hoy, como cristianos,
las leemos en Jesús, sobre todo en este tiempo de espera alegre de la Navidad,
espera de un nuevo mundo. Que nuestra esperanza sepa dar testimonio ante el
mundo de que un futuro mejor, en medio de las difíciles condiciones de nuestra
realidad, es posible.
ORACIÓN
Infunde en nosotros Señor deseos sinceros de recibir en nuestra vida al
Salvador que llega: Tú Hijo. Que en este tiempo de Adviento tu venida nos
encuentre llenos de buenas obras, de conversión, amor y misericordia hacia los
demás y de mucha esperanza ante estos tiempos tan difíciles. Amén.
“Navidad es
hacernos el propósito de cambiar, dejar nuestros malos hábitos, ser mejores
personas y continuadores de la obra de Jesús”
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