lunes, 1 de enero de 2018

Miércoles 10 de Enero de 2018


“EL BIEN DEL HERMANO ES PRIMORDIAL”

PRIMERA LECTURA
1SAMUEL 3, 1-20

“Habla Señor, que tu siervo te escucha”

En aquellos días, el pequeño Samuel servía en templo del Señor bajo la vigilancia de Elí. Por aquellos días las palabras del Señor eran raras y no eran frecuentes las visiones. Un día estaba Elí acostado en su habitación; se le iba apagando la vista y casi no podía ver. Aún ardía la lámpara de Dios, y Samuel estaba acostado en el templo del Señor, donde estaba el arca de Dios. El Señor llamó a Samuel y él respondió: "Aquí estoy. Fue corriendo a donde estaba Elí y le dijo: "Aquí estoy; vengo porque me has llamado". Respondió Elí: "No te he llamado; vuelve a acostarte. Samuel volvió a acostarse. Volvió a llamar el Señor a Samuel. El se levantó y fue a donde estaba Elí y le dijo: "Aquí estoy, vengo porque me has llamado". Respondió Elí: "No te he llamado, hijo mío; vuelve a acostarte".

Aún no conocía Samuel al Señor, pues no le había sido revelada la palabra del Señor. Por tercera vez llamó el Señor a Samuel, y él se fue a donde estaba Elí y le dijo: "Aquí estoy; vengo porque me has llamado". Elí comprendió que era el Señor quien llamaba al muchacho y dijo a Samuel: "Anda, acuéstate; y si te llama alguien, responde: Habla Señor, que tu siervo te escucha". Samuel fue y se acostó en su sitio. El Señor se presentó y le llamó como antes: "¡Samuel, Samuel!" El respondió: "Habla, Señor, que tu siervo te escucha". Samuel crecía, Dios estaba con él, y ninguna de sus palabras dejó de cumplirse; y todo Israel, desde Dan hasta Berseba, supo que Samuel era profeta acreditado ante el Señor. Palabra de Dios.

REFLEXIÓN
Samuel niño recibe el llamado de Dios en la oscuridad de la noche. Se ha dicho que en la noche se apagan las luces y se encienden las voces, y es verdad que desde un punto de vista físico oímos más en la quietud de la noche. La primera enseñanza de hoy es que a menudo estaremos más dispuestos para oír las inspiraciones del cielo si logramos sustraernos un poco de los intereses, ruidos y ocupaciones de esta tierra. El texto nos dice que “la palabra de Dios era escasa.” Notemos que escaso no significa débil. La palabra de Dios no es débil porque sabe abrirse paso en medio de las infidelidades de los hombres y llegar hasta Samuel. Esto es importante: Dios se abrirá paso; Dios hallará un camino.

En segundo lugar, vemos que no es débil la Palabra porque todo lo que Samuel habrá de pronunciar, aun siendo un criado en casa de Elí, es sumamente fuerte: la devastación de la propia casa de Elí, entre otras cosas. De aquí aprendemos que la fuerza de Dios no disminuye porque crezca su discreción, más se hace fuerte y avanza hasta cumplir su misión.


SALMO RESPONSORIAL: 39
Aquí estoy, Señor,  para hacer tu voluntad.

Yo esperaba con ansia al Señor: él se inclinó y escuchó mi grito.
Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor,
y no acude a los idólatras que se extravían con engaños. R.

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, y en cambio me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio, entonces yo digo: "Aquí estoy". R.

Como está escrito en mi libro: "Para hacer tu voluntad".
Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas. R.

OREMOS CON EL SALMO
En este Salmo se encuentran reunidos dos poemas de estilo y contenido diversos. El primero es un canto de acción de gracias por la liberación de un peligro grave. El segundo es una súplica para pedir la ayuda divina en un momento de desgracia, La obediencia de Cristo es el sacrificio perfecto que supera los antiguos sacrificios. Él nos muestra la fidelidad y el poder liberador de Dios. 
LECTURA DEL EVANGELIO
MARCOS 1, 29-39

“Curó a muchos enfermos de diversos males”

En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron. Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y poseídos. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar. Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron: "Todo el mundo te busca". El les respondió: "Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he venido". Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

Jesús distingue perfectamente lo urgente de lo prioritario. Lo urgente, atender a todos los que buscan alivio en sus palabras de liberación, sanación y sabiduría; lo prioritario, anunciar el reino de Dios a todo el pueblo sediento de esperanza. Esa claridad de discernimiento nace de su oración constante, que no le quita tiempo a su ministerio sino que lo alimenta y fortalece. Atrás deja un grupo humano que, como la suegra de Pedro, lo recibe y apoya; adelante, aparece el gran desafío de la misión. Todos los que seguimos a Jesús nos sentimos cautivados por sus palabras y por su estilo de vida; sus prioridades vitales son un referente al cual acudir en nuestro diario discernimiento. La sociedad en la que vivimos nos abruma con infinidad de ofertas para distraernos, que nos proveen de información inútil y nos crean necesidades superfluas; las palabras y el testimonio de vida de Jesús nos dan la claridad necesaria para distinguir lo prioritario de lo urgente. Debemos atender las urgencias de cada día, relacionadas con el trabajo, la familia, nuestro entorno y otras preocupaciones reales; pero no podemos perder de vista lo prioritario: seguir a Jesús y anunciar su mensaje.

ORACIÓN

Habla, Señor, que hoy queremos escucharte, somos tu siervos(as) aquí estamos como Samuel, como María de Nazareth, para cumplir tu voluntad, para hacer lo que debamos hacer, para construir en este día contigo un camino nuevo que nos lleve  al encuentro del amor, la justicia, la paz, la felicidad, a una tierra nueva donde mane leche y miel. Ayúdanos como discípulos(as) a apartarnos como tú a solas para orar y en la oración encontrar la fuerza y la luz para enfrentar los retos que la vida hoy nos exige. Amén.


“El objetivo de la presencia de Dios entre nosotros es devolver al ser humano su dignidad de hijos de Dios”

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