domingo, 1 de abril de 2012

Martes 17 de Abril de 2012

Martes 2ª semana de Pascua


"RENACER DEL AGUA Y DEL ESPIRITU”


PRIMERA LECTURA
HECHOS DE LOS APÓSTOLES 4,32-37



“TODOS PENSABAN Y SENTÍAN LO MISMO”


En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo: lo poseían todo en común y nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía. Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor. Y Dios los miraba a todos con mucho agrado. Ninguno pasaba necesidad, pues los que poseían tierras o casas las vendían, traían el dinero y lo ponían a disposición de los apóstoles; luego se distribuía según lo que necesitaba cada uno. José, a quien los apóstoles apellidaron Bernabé, que significa Consolado, que era levita y natural de Chipre, tenía un campo y lo vendió; llevó el dinero y lo puso a disposición de los apóstoles. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Es una muestra ideal de vida de una comunidad cristiana. Es una invitación, un reto, no para que digamos: qué lindos que eran los discípulos, sino para que nos sintamos movidos a vivir como Jesús quería, con una renuncia total y verdadera a cualquier pretensión de riqueza y no porque sea malo tener cosas, sino porque el tener es una tentación grande y sólo venciéndola podemos ser verdaderamente libres. Tal vez esta comunidad en la que yo vivo no piense que es posible vivir a la manera de Jesús, hace dos mil años tampoco creían que eso fuera posible. Sin embargo, cuando nos arriesgamos a vivir de verdad, y nos aventuramos a ser felices, descubrimos como Jesús que no se necesita mucho y que es más lo que sobra que lo que conviene. Ser capaces de renunciar, es ser capaces de poner nuestra felicidad más allá de las cosas, de lo que tengo y de lo que puedo. Este pasaje nos vuelve a cuestionar sobre nuestras esclavitudes, sobre nuestros tesoros, sobre nuestra incredulidad frente al: déjalo todo y sígueme.

SALM O RESPONSORIAL: 92
R. / El Señor reina, vestido de majestad.

El Señor reina, vestido de majestad,
el Señor, vestido y ceñido de poder. R.

Así está firme el orbe y no vacila.
Tu trono está firme desde siempre,
y tú eres eterno. R.

Tus mandatos son fieles y seguros;
la santidad es el adorno de tu casa,
Señor, por días sin término. R.

LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN 3,5a.7b-15


“NADIE HA SUBIDO AL CIELO, SINO EL QUE BAJÓ DEL CIELO, EL HIJO DEL HOMBRE”


En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: "Tenéis que nacer de nuevo; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu." Nicodemo le preguntó: "¿Cómo puede suceder eso?" Le contestó Jesús: "Y tú, el maestro de Israel, ¿no lo entiendes? Te lo aseguro, de lo que sabemos hablamos; de lo que hemos visto damos testimonio, y no aceptáis nuestro testimonio. Si no creéis cuando os hablo de la tierra, ¿cómo creeréis cuando os hable del cielo? Porque nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna." Palabra del Señor.


REFLEXIÓN
El Espíritu actúa en todo tiempo y en todo lugar; es una fuerza que dinamiza la vida de los seres humanos haciendo todo nuevo en ellos. La actuación del Espíritu es entonces misteriosa como la del viento; no se sabe dónde inicia y dónde termina, pero está ahí, junto a nosotros. Esta acción “misteriosa” y renovadora es la que no entiende Nicodemo; no entiende cómo actúa el Espíritu vivificador. Jesús representa la novedad de Dios; él es quien da verdadero testimonio de la acción liberadora del Espíritu; es quien expresa fielmente la voluntad de Dios; sin embargo, los judíos no quieren aceptar este testimonio. Vemos en este relato que Jesús es el único Revelador que ha bajado del cielo a comunicar la voluntad del Padre; él es quien ha asumido plenamente el compromiso recibido por el bautismo, a través del Espíritu, y por ello anuncia de antemano el camino que conduce a la salvación. La serpiente levantada en el desierto (que representa la glorificación mediante la Cruz) es la figura más clara que emplea Juan para explicar el misterio de la salvación y su finalidad, que consiste en dar vida eterna a todo aquel que crea en él.


ORACIÓN
Señor así como el agua que creaste para mantener la vida, nos quita la sed, limpia y alimenta ayúdanos para que tu Espíritu nos lleve a entender el sentido de tu paso por la vida, donde lo importante no es la pretensión de riqueza y poder, sino abrir el corazón para permitir que acontezca en nosotros el milagro de la libertad y el amor. Amén.

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