martes, 1 de abril de 2025

Jueves 17 de Abril de 2025

 

Jueves Santo

 

EL SIGNO DEL AMOR SIN LÍMITES

 

PRIMERA LECTURA

ÉXODO 12,1-8.11-14

 

“Prescripciones sobre la cena pascual”

 

 En aquellos días, dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto: "Este mes será para vosotros el principal de los meses; será para vosotros el primer mes del año. Decid a toda la asamblea de Israel: "El diez de este mes cada uno procurará un animal para su familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con el vecino de casa, hasta completar el número de personas; y cada uno comerá su parte hasta terminarlo. Será un animal sin defecto, macho, de un año, cordero o cabrito. Lo guardaréis hasta el día catorce del mes, y toda la asamblea de Israel lo matará al atardecer. Tomaréis la sangre y rociaréis las dos jambas y el dintel de la casa donde lo hayáis comido.

 

Esa noche comeréis la carne, asada a fuego, comeréis panes sin fermentar y verduras amargas. Y lo comeréis así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y os lo comeréis a toda prisa, porque es la Pascua, el paso del Señor. Esta noche pasaré por todo el país de Egipto, dando muerte a todos sus primogénitos, de hombres y de animales; y haré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo soy el Señor. La sangre será vuestra señal en las casas donde estéis: cuando vea la sangre, pasaré de largo; no os tocará la plaga exterminadora, cuando yo pase hiriendo a Egipto. Este día será para vosotros memorable, en él celebraréis la fiesta del Señor, ley perpetua para todas las generaciones." Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

Esta lectura nos habla sobre las tradiciones centrales de la fe judía. Al parecer, la pascua fue originalmente una fiesta de pastores celebrada en primavera: en ella se ofrecían a Dios los primeros corderillos del rebaño. Posteriormente (fusión de las dos culturas) se añadió a ella la fiesta de los agricultores, en la que éstos también ofrecían sus primeros frutos. Pero la pascua recibe su sentido más profundo y definitivo cuando se empieza a relacionar con la salida de los hebreos de Egipto. Entonces se convierte en la fiesta de la liberación.

Esto comenzó así un año en que los egipcios no permitieron a los hebreos salir de sus dominios a celebrar la fiesta y fue cuando Dios dio instrucciones a Moisés para que la comunidad realizara el sacrificio de pascua: al atardecer se matará un cordero o un cabrito de un año, macho y sin defecto, se rociará con su sangre las jambas y el dintel de la puerta de sus casas; de noche se comerá la cena de la liberación: cordero y pan ácimo (los pies descalzos, ceñida la cintura y un bastón en la mano, en plan de marcha desde aquella tierra de esclavitud hacia otro país de libertad).  Más tarde, el Señor que herirá de muerte a los  primogénitos de los egipcios, pasará de largo o saltará las puertas de los hebreos marcadas con la sangre del cordero. De ahí que al menos en este contexto, pascua signifique paso, pasar de largo, saltarse. Siempre, en adelante, se celebrará la pascua, año tras año, y cuando los hebreos, israelitas y judíos sean un pueblo asentado en su propia tierra, la que Dios les había prometido, acudirán a Jerusalén a celebrar la pascua y  las  familias se reunirán a comer el cordero y el pan ácimo.

 

SALMO RESPONSORIAL: 115

R. / El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo.

 

¿Como pagaré al Señor

todo el bien que me ha hecho?

Alzaré la copa de la salvación,

invocando su nombre. R.

 

Mucho le cuesta al Señor

la muerte de sus fieles.

Señor, yo soy tu siervo,

hijo de tu esclava;

rompiste mis cadenas. R.

 

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,

invocando tu nombre, Señor.

Cumpliré al Señor mis votos

en presencia de todo el pueblo. R.

 

OREMOS CON EL SALMO

Alguien que ha experimentado la protección divina en una grave aflicción  da gracias al Señor por su bondad y proclama ante la comunidad los beneficios recibidos de Dios. Nuestra Eucaristía es la acción de gracias de la iglesia por los beneficios recibidos mediante Cristo y así repite con el salmista. “Alzaré la copa de la salvación invocando su nombre”.

 

SEGUNDA LECTURA

1CORINTIOS 11,23-26

 

Cada vez que coméis y bebéis, proclamáis la muerte del Señor

 

Hermanos: Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: "Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía." Lo mismo hizo con él cáliz, después de cenar, diciendo: "Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía." Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.  Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

Encontramos aquí el testimonio más antiguo de la celebración eucarística. Pablo transmite la tradición que él recibió de los discípulos de Jesús, al mismo tiempo que muestra que la eucaristía no es una celebración que recuerda un hecho pasado, sino que está abierta al futuro, a todos los tiempos, porque en ella anunciamos la muerte del Señor, la obra salvadora de Dios que ofrece a todos, en todas las épocas. La Pascua judía tiene para los cristianos un nuevo sentido; como el texto del éxodo narraba la celebración litúrgica judía, Pablo muestra la celebración litúrgica cristiana como una nueva pascua, con el anuncio de la liberación bajo el signo de la sangre que ahora se ha transformado en pan y vino.

Pablo dirige su atención sobre todo a la asamblea y muestra como una celebración indigna de la Eucaristía desemboca en el menosprecio del Cuerpo de Cristo constituido por la asamblea y cómo ésta es el símbolo de la reunión de todos los hombres y mujeres en el reino y en el Cuerpo de Cristo. Una comunidad dividida por el odio y el desprecio a los demás no puede dar testimonio de esa unión, es más bien un escándalo.

 

LECTURA DEL EVANGELIO

JUAN 13,1-15

 

“Los amó hasta el extremo”

 

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando, ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido. Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo: "Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?" Jesús le replicó: "Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde." Pedro le dijo: "No me lavarás los pies jamás." Jesús le contestó: "Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo." Simón Pedro le dijo: "Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza." Jesús le dijo: "Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos." Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: "No todos estáis limpios."

Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: "¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis "el Maestro" y "el Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis." Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

En un marco de amor hoy el texto comienza con esa frase tan estupenda: "Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar, de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amo hasta el extremo ". A lo largo de toda la historia nadie conoce un amor, diríamos, tan loco, tan exagerado: de darse hasta quedar crucificado en una cruz. No hay amigo que haya dado su vida por el amigo con tanto derroche de dolor y de amor como Cristo. Este es el marco de nuestra Pascua. Y por eso Cristo nos dice: esta será también la señal del cristiano, este mandamiento nuevo os doy. Es un mandamiento que hoy se hace fresco en nuestra memoria y en nuestra vida: que os améis como yo os he amado.

Esta es la gran enfermedad del mundo de hoy: no saber amar. Todo es egoísmo todo es explotación del hombre por el hombre. Todo es represión, violencia, tortura, indiferencia. Cristo entristecido desde la mesa de su Pascua nos mira diciendo: Y yo les había dicho que se amaran como Yo los amo. Reflexionemos,  que el marco del amor es un reclamo para celebrar nuestra Semana Santa. No está celebrando su Semana Santa quien está abrigando en su corazón sentimientos de egoísmo, sentimientos de crueldad para con el hermano. Solamente celebra la Pascua con Cristo el que sabe amar, el que sabe perdonar, el que sabe explotar las fuerzas más grandes que Dios ha puesto en el corazón del hombre, es el amor. Si Cristo hubiera querido imponer la redención a fuerza de armas o a fuerza de incendios y violencias, no hubiera logrado nada. Inútil, más odio, más maldad, más  Cristo puso la clave en el corazón de la redención  en el amor, Cristo es el amor personificado. Y en nuestras tentaciones de venganzas, de resentimientos, de egoísmos, de crueldades, no miremos el ejemplo triste de los hombres que se odian; levantemos la mirada hacia el amor que se hace cordero, que se hace comida, que se hace pascua, que se hace alianza.

Y Cristo también nos muestra un marco de humildad, nos dice: "me llamáis maestro y Señor y lo soy, pues si yo soy vuestro maestro y vuestro Señor haced lo que yo hago". Y despojándose, comienza a sentirse esclavo postrándose ante los apóstoles para lavarles los pies. Era el servicio de los esclavos lavar los pies de los comensales, lavar los pies, como el servicio humilde del lustrador que ante el señor a quien le limpia los zapatos está como un siervo; también Cristo, más todavía, siendo Dios -dice San Pablo- se despoja de su categoría de Dios y aparece como un hombre cualquiera, como un esclavo. Esta noche, humillándose ante los pies de sus apóstoles, ante el misterio Judas y mañana con la muerte de los esclavos, porque la crucifixión no se daba a los ciudadanos romanos sino a los esclavos del pueblo romano. Esclavo el que es Dios, humilde el Señor de los señores. ¡Qué gran ejemplo para esta hora de orgullos, de variedades y de soberbias! Por falta de humildad el mundo es que está como esta, porque nadie quiere ser inferior a nadie, porque queremos que el mundo gire a nuestro alrededor, porque nos hemos endiosado, porque nos hemos idolatrado.

Recojamos de nuestra Pascua, todas estas lecciones preciosas del Divino Redentor, pidamos a Dios que nos libere de tantas esclavitudes, que sea la clave para romper tantas cadenas y tantas cárceles, en el amor, en la humildad. Seamos  cristianos viviendo con autenticidad, una Iglesia que siga proclamando ante el mundo que sólo en Cristo está la esperanza. Imitándolo a Él en el amor y en la humildad está el verdadero camino.

 

 

ORACIÓN

Señor tu nos amas hasta el extremo, más allá de lo imaginado, por eso has logrado rescatarnos, liberarnos para volver a encontrarnos con el Padre, queremos seguirte y ser tus verdaderos discípulos, ayúdanos a entender y vivir nuestra vida  en amor, humildad y en servicio a los demás. Te necesitamos y te amamos, gracias por abajarte a nosotros(as), que podamos hacerlo también con todos los que nos rodean, especialmente los más necesitados. Amén.

 

 

“La señal de quien sigue a Jesús en verdad, es el amor mutuo que se expresa con acciones concretasen favor de los demás”

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