“PASAR DE LA TRISTEZA A LA
ALEGRÍA”
PRIMERA LECTURA
HECHOS DE LOS APÓSTOLES 2,36-41
“Convertíos y bautizaos todos en nombre de Jesucristo”
El día de Pentecostés, decía Pedro a los judíos: "Todo Israel esté
cierto de que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha
constituido Señor y Mesías." Estas palabras les traspasaron el corazón, y
preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles: "¿Qué tenemos que hacer,
hermanos?" Pedro les contestó: "Convertíos y bautizaos todos en
nombre de Jesucristo para que se os perdonen los pecados, y recibiréis el don
del Espíritu Santo. Porque la promesa vale para vosotros y para vuestros hijos
y, además, para todos los que llame el Señor, Dios nuestro, aunque estén
lejos." Con estas y otras muchas razones les urgía, y los exhortaba
diciendo: "Escapad de esta generación perversa." Los que aceptaron
sus palabras se bautizaron, y aquel día se les agregaron unos tres mil. Palabra
del Señor.
REFLEXIÓN
En una situación de catástrofe o de peligro inminente como la que
estamos viviendo ahora, por sentido común sabemos que hay que ponerse a salvo
como sea. Pedro hoy lo dice con sentido de confesión de fe, pero cabe
extenderlo a los demás ámbitos de la vida personal y común. “¿Qué debemos
hacer?”. La pregunta se nos impone también en otros órdenes de la vida. Los
retos urgentes que enfrentamos como humanidad son colosales porque hemos
permitido que se agraven de manera acelerada en las últimas décadas.
Consideremos algunas situaciones límite en nuestra realidad: la
bio-sustentabilidad de nuestro planeta, la distribución equitativa de los
bienes y el ejercicio verificable de los derechos humanos. Estamos en la misma
barca de la humanidad y todos y cada uno tiene mucho que aportar en cada uno de
esos rubros. Pensemos qué debemos hacer. A nivel individual, consideremos
nuestras relaciones familiares, laborales o sociales maltrechas y respondamos
también cómo podemos inyectarles la vitalidad de Cristo resucitado. ¿De qué hay
que arrepentirnos y pedir perdón? ¿Qué nos pide hacer el Espíritu de Dios
hoy?
SALMO RESPONSORIAL: 32
R. / La misericordia del Señor llena la tierra.
La palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra. R.
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R.
Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti. R.
OREMOS CON EL SALMO
Este Salmo es un canto de alabanza a Dios por su poder
manifestado en la creación, en el gobierno de las naciones, en la ayuda
concedida a su pueblo. El nuevo pueblo de Dios es más extenso que el solo
Israel y tiene motivos más amplios aún para cantar su alabanza, con la humilde
confianza de ser objeto del amor de Dios.
LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN 20,11-18
“He visto al Señor”
En aquel tiempo, fuera, junto al sepulcro, estaba María, llorando.
Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco,
sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de
Jesús. Ellos le preguntan: "Mujer, ¿por qué lloras?" Ella les
contesta: "Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han
puesto." Dicho esto, da media vuelta y ve a Jesús, de pie, pero no sabía
que era Jesús. Jesús le dice: "Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién
buscas?" Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: "Señor, si tú
te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré." Jesús le
dice: "¡María!" Ella se vuelve y le dice: "¡Rabboni!", que
significa: "¡Maestro!" Jesús le dice: "Suéltame, que todavía no
he subido al Padre. Anda, ve a mis hermanos y diles: "Subo al Padre mío y
Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro."" María Magdalena fue y
anunció a los discípulos: "He visto al Señor y ha dicho esto." Palabra
del Señor.
REFLEXIÓN
El evangelio muestra el itinerario espiritual que recorre María
Magdalena y, en ella, se traza el caminar de la comunidad. Primero, se
experimenta el llanto. Las lágrimas denotan un afecto intenso, donde la fe y la
incipiente comunidad parecen deshacerse; pero ellas no desmerecen la búsqueda
de María, al contrario, la cualifican, porque no se resigna al fracaso, sino
que, en el lugar de la pérdida, adquiere una densidad que revela la presencia
esperanzadora de Dios. Segundo, acontecen el encuentro y el reconocimiento del
Maestro. En medio de la ausencia de sentido, toma forma el encuentro con el
Resucitado que confiere identidad a la persona-comunidad (v.16) y les muestra a
quiénes pertenecen: a su Padre y Dios. Tercero, tiene lugar la experiencia del
testimonio público del Resucitado (v. 18). La experiencia existencial de María
y de la comunidad, son la misma que recorre el creyente cuando decide sentirse
enviado a anunciar la buena noticia de la resurrección a los otros. ¿Cómo
personas pertenecientes a comunidades creyentes, estamos dispuestos a hacer
este camino?
ORACIÓN
Señor Resucitado, a quienes te hemos
experimentado y hoy vivimos contigo nos corresponde, estar
convencidos(as) que la fe se alcanza por la predicación de la Palabra y el
testimonio de vida. Ayúdanos a no apagar el fuego de comunicar a los
demás la experiencia del encuentro contigo. Amén
“Si Dios está de nuestro lado, ningún
reto queda fuera de nuestro alcance”
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