viernes, 1 de marzo de 2024

Domingo 24 de Marzo de 2024

 Domingo de Ramos

 

“HACER Y PADECER”

 

PRIMERA LECTURA

ISAÍAS  50,4-7

 

“No me tapé el rostro ante los ultrajes, sabiendo que no quedaría defraudado”

 

Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabilaba el oído, para que escuche como los iniciados. El Señor me abrió el oído; y yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado.  Palabra de Dios

  REFLEXIÓN

El Padre Dios le ha dado al profeta, oído de discípulo para saber escuchar, en su propio dolor, el grito angustioso de tantos hombres y mujeres que sufren en el mundo y mueren injustamente como él. Y le ha dado lengua de discípulo para saber decir una palabra de aliento a los cansados, a los tristes, los marginados y los crucificados de la historia.  Porque él mismo ha sufrido hasta lo indecible, puede ahora hablar, acompañar, consolar, animar y transformar el dolor humano para volverlo canto de vida y de victoria con su resurrección.

 

SALMO RESPONSORIAL: 21

R./ Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

 

Al verme, se burlan de mí,

hacen visajes, menean la cabeza:

"Acudió al Señor, que lo ponga a salvo;

que lo libre, si tanto le quiere." R.

 

Me acorrala una jauría de mastines,

me cerca una banda de malhechores;

me taladran las manos y los pies, puedo contar mis huesos. R.

 

Se reparten mi ropa,

echan a suertes mi túnica.

Pero tú, Señor, no te quedes lejos;

fuerza mía, ven corriendo a ayudarme. R.

 

Contaré tu fama a mis hermanos,

en medio de la asamblea te alabaré.

 Fieles del Señor, alabadlo;

linaje de Jacob, glorificadlo;

temedlo, linaje de Israel. R.

 

OREMOS CON EL SALMO

En medio de una gran aflicción, el salmista, perseguido injustamente, expresa su confianza en la ayuda del Señor. Este salmo lo aplica el Nuevo Testamento a Cristo en su pasión. Casi todo el puede leerse en esa perspectiva. Sin embargo, la esperanza de no morir queda transformada por la realidad de la nueva vida de Cristo resucitado. El discípulo(a) de Cristo resucitado ha de tomar la cruz y seguirlo…

 

SEGUNDA LECTURA

FILIPENSES  2,6-11

 

“Se rebajó, por eso Dios lo levantó sobre todo”

 

Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el "Nombre-sobre-todo-nombre"; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.   Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

El texto nos muestra a Jesús en  el total abajamiento de su vida, de su persona, de su servicio para ofrecer un estilo nuevo y diferente de autoridad y reinado. Con esto nos dice que servir es reinar, gastarse por los demás, es amar, morir por todos, es conquistar. Por eso, el Padre Dios lo ha encumbrado  sobre todo y le ha dado un Nombre sobre todo nombre, una misión, una realidad nueva: Jesucristo es el Señor,  Él es nuestro Rey verdadero,  Jesús sabía bien su condición divina y su identidad mesiánica.

 

LECTURA DEL EVANGELIO

MARCOS  14,1-15,47

 

“Pretendían prender a Jesús a traición y darle muerte”

 

REFLEXIÓN

 

Celebrando hoy el Domingo de Ramos, con los cantos alegres, las palmas y las flores, acogemos al Señor que llega hoy como Rey, para establecer su reinado de justicia y de paz.  Por eso cantamos ¡Hosanna!, una palabra hebrea primitiva que significaba: “¡Salva, pues!”, y acabó siendo una expresión de alegría por la presencia salvadora de Dios.

Pero ¿cómo aparece hoy nuestro Rey? Humilde y sencillo, montado en un burrito, ingresa a la ciudad santa, aclamado por los mismos discípulos que, después lo van a abandonar y  traicionar.

 

Es un Rey profundamente humano, que siente terror y angustia ante el trago amargo por el que tiene que pasar a favor nuestro, pero que está abierto a realizar la voluntad salvadora del Padre. Es un Rey coronado de espinas, vestido con un trapo rojo y sucio, burlado por los soldados, azotado y colgado en una cruz como maldito y con un letrero indicativo: ¡El Rey de los judíos!

Toda esta realidad dolorosa y hasta vergonzosa se da en la vida de Jesús para realizar en Él la figura del Siervo de Yahvé.

 

Es bueno leer así de una sola vez la Pasión para entender que fue Uno solo el que todo sufrió y Uno solo el que todo venció. Fue  Uno solo el que cargó con nuestras culpas y Uno solo el que las arrojó a lo hondo del mar. Uno solo venció a nuestro enemigo, Uno solo triunfó sobre la muerte, Uno solo nos amó hasta el extremo, Uno solo nos dio el perdón, la paz, la gracia y la vida que no acaba. Uno solo: Jesucristo, el Hijo del Dios vivo.  Celebrar esta fiesta con Él es aprender a vivir como Él. Somos  discípulos en su escuela y de Él aprendemos a vivir, a servir, a ser generosos, a gastarnos y desgastarnos por el bien de los hermanos, a entregar la vida por construir familias y comunidades que vivan los valores del evangelio. Nuestra identificación con Jesús, Rey y Servidor, es la que nos dará la alegría y la felicidad de la Pascua verdadera.

 

La primera pregunta que surge para nosotros viene de  la lectura de la Pasión. El Maestro quiere celebrar la Pascua con sus discípulos: ¿estás listo para acogerlo, para dejarte salvar por Él, para dejar que lave tus miserias en la sangre de su Cruz?

 

ORACIÓN

Señor Jesús, entraste a la gran ciudad como el Rey sencillo, humilde, sabio, misericordioso, sanador y lleno de amor, dispuesto a pasar el trago amargo de la injusticia, la traición, infidelidad  y la violencia. Como tu pueblo necesitado y al que tanto has bendecido, ayúdanos a seguirte y servirte a tomarte como  modelo de entrega y verdadera amistad para con los demás.  Amén.

 

“Cristo es el "iniciado" es decir, Aquel que, a través de duro sufrimiento, ha encontrado la sabiduría y la cercanía para acercarse a todo dolor humano”

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