viernes, 1 de mayo de 2020

ORACIÓN AL COMENZAR EL DÍA
En cada amanecer e inicio de este nuevo día, quiero tenerte presente, mi Buen Señor, en mis pensamientos, en mi sentir y especialmente en mi manera de hablar. Reconozco, Señor Jesús, tu paso por mi vida, gracias por hacerte Pascua sacándome de toda situación de muerte a vida; por llevarme de la oscuridad a la luz. En este tiempo de Pascua experimento, que en ti, Señor Jesús, se cumplió la promesa de salvación y vida eterna del Padre Dios. Gracias por hacerte presente en medio de mis diferentes situaciones de enfermedad. Gracias por venir a mi vida, casa y comunidad, gracias por caminar conmigo a lo largo de este día, como lo hiciste con los discípulos de Emaús. Te entrego las actividades de este día; que sean guiadas y motivadas a través de un encuentro con tu Bendita Palabra. Que tu Espíritu Santo me siga capacitando y usando con los talentos o posibilidades que me  has dado para ponerlas como servicio y bendición para los demás.
En este nuevo mes quiero colocarme en sintonía con la celebración de todas las madres. Que esta Pascua  sea para todas ellas una oportunidad de experimentar tu amor misericordioso que les restaura, anima, fortalece y llena de mucha esperanza sus vidas. Gracias por todas ellas, gracias por las que todavía están presentes; pero también gracias por todas las que ya partieron y hacen parte de la gran comunidad de madres que gozan de la eternidad, del verdadero amor. Gracias por todas las que de una u otra manera se asemejan o hacen de madres en su entrega generosa, madres educadoras, madres médicas, madres abuelas, madres tías, madres amigas, y  aunque nos parezca difícil de entender,  madres hombres que tienen un gran corazón de entrega parecido al de una mamá. Gracias por este tiempo, gracias también  por estos tiempos difíciles, que lo pueda vivir  en modo de resurrección y de esperanza. Gracias por cada oportunidad de vida que me  regalas, hazme cada día mejor persona, cada vez más solidario con los demás  Amén      

ORACIÓN AL FINALIZAR EL DÍA

Señor Jesús, en esta noche del tiempo de Pascua no quiero conciliar el  sueño, sin antes reconocer tu bendición a lo largo de este día en mi vida. Toma el dominio y control de mis pensamientos, emociones y cuerpo quizás cansado por el trabajo en este día, renueva mis  fuerzas desgastadas y repárame desde ya para la lucha del día de mañana. Así como tú eres compasivo y paciente conmigo, ayúdame a tener paciencia y compasión con los demás. Revísteme de tu bondad, de humildad, paz y alegría, para seguirla compartiendo con los que me rodean.  Buen Dios que a través de este descanso, el soplo de tu Espíritu se pose sobre mi vida, y me lleve a tener un buen sueño sometido a tu paz.  Amén 

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