“EN
CRISTO HEMOS SIDO RECONCILIADOS(AS)”
PRIMERA LECTURA
2CORINTIOS 5,14-21
“Al que no había pecado Dios lo hizo
expiación por nuestro pecado”
Hermanos: Nos apremia el amor de
Cristo, al considerar que, si uno murió por todos, todos murieron. Cristo murió
por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió y
resucitó por ellos. Por tanto, no valoramos a nadie según la carne. Si alguna
vez juzgamos a Cristo según la carne, ahora ya no. El que es de Cristo es una
criatura nueva. Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado.
Todo esto viene de Dios, que por medio
de Cristo nos reconcilió consigo y nos encargó el ministerio de la
reconciliación. Es decir, Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo
consigo, sin pedirle cuentas de sus pecados, y a nosotros nos ha confiado la
palabra de la reconciliación. Por eso, nosotros actuamos como enviados de
Cristo, y es como si Dios mismo os exhortara por nuestro medio. En nombre de
Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios. Al que no había pecado Dios lo
hizo expiación por nuestro pecado, para que nosotros, unidos a él, recibamos la
justificación de Dios. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Hemos escuchado hoy en la primera
lectura una de las frases más conocidas de san Pablo: "Nos apremia el amor
de Cristo". ¡Bienaventurado el corazón que tiene gratitud suficiente para
percibir la grandeza de lo que hemos recibido con el sacrificio redentor de
Jesús! La muerte de Cristo es buena noticia, y ello por dos razones: primera,
porque la muerte marca un final. Y ello no necesariamente es malo. ¿Por qué no
darle un final, un final definitivo, al pecado en nuestra vida? En segundo
lugar, porque más allá de la muerte nada pueden los poderes de esta tierra. La
muerte marca una dirección en el sentido de la vida. Los que creemos en Cristo
vivimos "para Cristo" y sabemos cuál es nuestro desenlace, que no
acaba en muerte sino en vida eterna.
SALMO RESPONSORIAL: 102
R./ El Señor es compasivo y
misericordioso.
Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R.
Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R.
El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia;
no está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo. R.
Como se levanta el cielo sobre la
tierra,
se levanta su bondad sobre sus fieles;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos.
R.
OREMOS CON EL SALMO
Este es un canto de alabanza a Dios que
por la bondad que ha tenido con el pueblo y con el salmista en particular. En
medio de la fragilidad del ser humano se revela la grandeza del amor de Dios.
Al asumir el hijo de Dios nuestra propia fragilidad, nos permite participar con
él de la misma herencia y nos revela la inmensidad del amor de
Dios.
LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 5,33-37
“Yo os digo que no juréis en absoluto”
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus
discípulos: "Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No jurarás en
falso" y "Cumplirás tus votos al Señor". Pues yo os digo que no
juréis en absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra,
que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni
jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo pelo. A
vosotros os basta decir "sí" o "no". Lo que pasa de ahí
viene del Maligno." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Tener palabra. Darle valor a la
palabra. Ser amigo de la verdad. Aborrecer la mentira. No premiar el engaño. En
esta sociedad en la que nos encontramos se hace urgente y necesario reafirmar
estas realidades mencionadas. El cristianismo se caracteriza, dentro del mundo
de las religiones, como la religión de la verdad. Ser cristiano es caminar en
la verdad, defenderla y propiciarla. Hoy es urgente generar ambientes en los
que la verdad brille con fuerza. Hemos de formar a las nuevas generaciones en
el respeto a la palabra. Estamos llamados a fortalecer la estructura de vida,
para que todo aquello que digamos, podamos refrendarlo con la vida. Jesús nos
invita a vivir de manera coherente. Es preciso vivir según el corazón de Dios.
Estamos llamados a comprometernos con aquello que es fundamental, abandonando
lo que deshumaniza. Coloquémonos de parte de la vida, de la verdad y del amor.
Este sería el mejor acto de misericordia que los cristianos podemos hacer con
la humanidad entera. ¿Estamos dispuestos? ¿Nos comprometemos a dar lo mejor de
nosotros?
ORACIÓN
Señor, reconocemos que con tu obra
liberadora nos has hecho criaturas nuevas, por eso estamos llamados(as) a
ejercitar nuevos valores tanto en la forma de ver la vida, como en la
relación con los otros y con Dios Padre, con quien hemos sido
reconciliados y nos llama sus hijos(as), invitándonos a vivir para Él,
divulgando y asumiendo su propuesta de vida en el amor. Oramos, damos gracias y
bendecimos la vida de Arturo Díaz en su cumpleaños. Amén.
“Que nuestra palabra sea sincera, coherente y usada
para el bien personal y comunitario”
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